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Foto: Especial
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El Foro Principal de las Fiestas de Octubre volvió a latir con fuerza este fin de semana gracias a una dupla que conquistó al público tapatío: Kinky y DLD, dos bandas que, con estilos muy distintos, lograron conectar a miles de asistentes en una misma frecuencia de energía, baile y emoción.
La fiesta arrancó con Kinky, que desde los primeros acordes de Paso del Gigante desató una tormenta de ritmo y luces. Con su fusión de rock, electrónica y funk, el quinteto regio convirtió el Auditorio Benito Juárez en una pista de baile gigante. Entre brincos y coros, sonaron himnos como Quemarnos, Instintos Animales, Primer amor y Coqueta, además de sorpresas como sus versiones de Fuentes de Ortiz y 1x100to, con las que demostraron su espíritu juguetón y su capacidad para reinventarse.
El cierre con “Más” y “A Dónde Van los Muertos” fue pura catarsis colectiva: luces, gritos, baile y una energía que recordaba por qué Kinky sigue siendo sinónimo de fiesta, libertad y experimentación sonora.
Tras esa avalancha de beats, DLD tomó el escenario para cambiar el ritmo sin bajar la intensidad. Con su característico sonido de guitarras densas y letras que van directo al corazón, la banda capitalina ofreció una presentación cargada de sentimiento. Temas como Por Siempre, Química y Física, Arsénico y Todo Cuenta fueron coreados a todo pulmón por una multitud que no dejó de cantar.
Entre luces suaves y acordes melancólicos, el público se entregó por completo, creando una atmósfera íntima dentro de la multitud. Kinky hizo bailar el cuerpo; DLD tocó el alma. Dos propuestas distintas, pero perfectamente complementarias, que celebraron la diversidad y la fuerza del rock mexicano contemporáneo.
La noche dejó claro que las Fiestas de Octubre siguen siendo el escenario ideal para vibrar, cantar y revivir canciones que se quedan en la memoria. Y aún hay muchas noches por delante para seguir bailando, sintiendo y celebrando.
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