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EMOCIONES. A la artista�la persegu�an las emociones del duelo, por�el�asesinato de su mejor amigo, y la sombra de su primer disco y que le dio renombre internacional. (Foto: Agencia EFE)
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Con la herida del asesinato de su mejor amigo, el fantasma imaginario de Bob Dylan y una guitarra -como la de su padre lutier- bajo el brazo, la cantautora mexicana Silvana Estrada, referente de la música latinoamericana, se aventuró a producir su segundo álbum, Vendrán suaves lluvias una tormenta “imperfecta y fúrica” en la que se perdió durante tres años para “reenamorarse de la vida”.
La “imperfección” de este disco, que estrenó sus 10 canciones este viernes, viene desde su nacimiento. Y es que Estrada, de 28 años, confiesa que, entre la desesperación y el enojo, lo repitió unas tres veces, porque “no le salía”.
A la recién nominada al Grammy Latino la perseguían las emociones del duelo, por un lado, las provocadas por el asesinato de su mejor amigo, Jorge Tirado, en México.
Y por el otro, el ocaso de Marchita (2022), el álbum que le dio reconocimiento internacional y que ahora mira con “ternura”, porque, aunque en sus letras se retrata el dolor y la oscuridad, no alcanza a dimensionar el impacto de la muerte violenta de un ser querido.
“A mí me costó muchísimo compaginar mi amor por la vida con la muerte de una de las personas que más amé”, asegura la cantante sobre ese proceso en el que Vendrán suaves lluvias pasó de ser un lienzo en blanco a un refugio. Un espacio donde podía ser una mujer enojada, iracunda y furiosa, más allá del retrato romantizado de la mujer triste.
Tras un centenar de crisis existenciales, en las que la pregunta “¿Cómo queremos amar y ser amados?” se volvía recurrente, la originaria de Coatepec, Veracruz, decidió invocar a un viejo amigo: el fantasma de Bob Dylan, de 33 años, con quien conversó, imaginariamente, sobre aquella época en la que lanzó Blood on the tracks, una de las obras musicales más trascendentes del siglo pasado.
Estrada cuenta que ese viaje en el tiempo con Dylan ocurrió tras leer una entrevista en la que el ganador del Premio Nobel de Literatura explicaba que rehízo Blood on the tracks “desde cero antes de su lanzamiento”, luego de escuchar el vinilo junto a su hermano.
“Se cagó en todo lo que había invertido. Por eso es un fantasma importante en mi disco. Sin Dylan, no sé si hubiera podido hacerlo (…) Esa historia me dio muchísima confianza”, admite.
La mexicana, próxima a cumplir tres décadas, considera que Vendrán suaves lluvias es una “reconciliación” con sus 20 años.
“Es como si la década de mis 20 me diera la mano y me dijera: ‘Muy bien, lo lograste’”, destaca al mirar su guitarra, ese instrumento que ahora lleva consigo en lugar del cuatro venezolano, su entonces instrumento más icónico.

FANTASMAS. La “imperfección” de este disco, que estrenó sus 10 canciones este viernes, viene desde su nacimiento. (Foto: EFE)
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