La nueva cacer�a�de Guadagnino�

2025-10-17 06:00:00

Este fin de semana llegó a la pantalla grande la nueva cinta de Luca Guadagnino, Cacería de brujas. El filme es un drama en el mundo académico estadounidense que se aleja por completo de la etapa italiana del cineasta. La película sigue a Alma (Julia Roberts), profesora de filosofía cuya vida profesional y personal se tambalea cuando su amigo y colega Hank (Andrew Garfield) es acusado de agresión sexual por Maggie (Ayo Edebiri), una de sus alumnas más cercanas. El caso desata tensiones, revelaciones y conflictos éticos que ponen en tela de juicio los límites entre verdad y manipulación, víctima y victimario. 

Guadagnino evita construir un relato con una sola verdad. En lugar de un discurso moralista, ofrece un mosaico de perspectivas donde la culpa, el deseo y el poder se confunden. La universidad aparece como microcosmos del presente, ahí las relaciones de autoridad, género y prestigio se entrelazan con ambición y abuso. Esta opción es interesante porque el director convierte el relato en una reflexión sobre la fragilidad de las reputaciones y la rapidez con que la opinión pública puede destruir carreras; combina precisión y sensualidad visual sin dejar el sello estético de Guadagnino: el manejo de luz, la proximidad de la cámara, la obsesión por los gestos y los silencios. Además, la fotografía de Malik Hassan Sayeed refuerza la intimidad y el desconcierto mediante primeros planos que hacen sentir al espectador parte de las confrontaciones. 

Por su parte, el trabajo musical de Trent Reznor y Atticus Ross introduce tensión psicológica. Su partitura combina melodías elegantes con disonancias que reflejan la ansiedad interna de Alma y acentúan la dualidad entre belleza y perturbación. Esa mezcla sitúa a Cacería de brujas entre el drama existencial y el thriller moral. 

Julia Roberts es fascinante, encarna a una mujer dividida entre la razón académica y la emoción, entre la defensa de su colega y la sospecha. Su actuación aporta gravedad y vulnerabilidad, pero el guion no siempre la acompaña. Garfield y Edebiri resultan poco convincentes: sus personajes carecen de la profundidad que el conflicto demanda. Las escenas entre Roberts y Michael Stuhlbarg (como su esposo Frederik) son las mejor logradas, al exponer un matrimonio deteriorado por el desencanto y la desconfianza. 

El guion de Nora Garrett intenta explorar la era post-MeToo. Examina cómo una acusación puede convertirse en sentencia social y plantea interrogantes sobre la moralidad pública, la corrección política y el poder de las redes en la construcción de culpables. Sin embargo, al manejar tantos temas, como machismo, crisis matrimonial, ética académica, resentimiento generacional y hasta referencias filosóficas, Cacería de brujas se dispersa. No obstante, estos tropiezos no la convierten en una mala película. 

Por cierto, otra cinta recomendable que aborda este mismo tema, y que puede rentar en Prime Video y Apple TV, es la de The good teacher. 

En su tercer largometraje, Teddy Lussy-Modeste explora el poder destructivo del rumor desde la perspectiva de un joven profesor idealista acusado falsamente de intentar seducir a una alumna. A través de esta historia, el director muestra cómo las víctimas de acusaciones infundadas quedan aisladas, sin apoyo de sus colegas ni de su entorno. François Civil interpreta con sobriedad a este docente ingenuo cuya torpeza agrava su desgracia. La puesta en escena transmite una sensación creciente de angustia mientras el protagonista enfrenta el juicio social y profesional. Sin posibilidad de redención, su regreso al aula y su resistencia ante la hostilidad revelan el peso de una sociedad implacable, incapaz de perdonar, incluso cuando la verdad empieza a emerger. 

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