Temaca vive: celebran a la Virgen de los Remedios

2016-01-09 20:57:51

LA ALFOMBRA. Un poco de aserr�n colorido lleva a la Bas�lica de la Virgen de los Remedios. (Foto: Priscila Hern�ndez Flores)

En la calle De los Remedios, después del camino empedrado, una alfombra de aserrín teñido forma figuras de flores. Así se viste el camino desde la puerta de la Basílica de la Virgen de los Remedios hasta el final del atrio de este templo construido en 1774. Cada detalle de esta colorida alfombra lo diseñaron los hijos ausentes, aquellos que viven fuera del pueblo, pero que regresan cada que pueden porque al hacerlo retoman fuerzas. El resto del año están lejos físicamente de Temacapulín, o Temaca, pero cercanos por las redes sociales y el cariño por sus abuelos que viven ahí.

“La familia, los amigos, las raíces, todo, los abuelos, todo. En la ciudad, uno que es de acá, se siente vacío”, compartió Walberto Gutiérrez Guzmán, el líder del grupo, por qué año tras año no se pierde las fiestas de Temaca. Él diseñó las siluetas y la combinación de colores de la alfombra, pero sobre todo el rostro de la Virgen de los Remedios, patrona de Temaca, comunidad del municipio de Cañadas de Obregón que desde 2005 se resiste a desaparecer bajo el agua por la construcción de la presa El Zapotillo. “¡No nos vamos a dejar, no hay de otra, no nos van a sacar!”, repitió este temacapulinense que vive en Monterrey, lugar al que migró su padre Gabriel Gutiérrez, hijo de doña Isaura.

Isaura Gómez Guzmán, abuela de Walberto, afuera de su casa colocó una lona gigante que dice: “Aquí somos temacapulinenses hasta la madre... la abuela y toda la familia. Vayan y hagan su pinche presa donde Temaca no quede ni al centro ni a la orilla”. Su hijo Gabriel Gutiérrez, padre de Walberto, no ha parado de insistir en los daños que causaría la presa, así como la riqueza patrimonial y cultural que se perdería.

 Los tres son familia, los tres llevan una década luchando por que su pueblo no se inunde ni desaparezca por la construcción de una presa que ambientalistas han denunciado que sólo beneficiará a los industriales de estados vecinos como Guanajuato. En 2015, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) confirmó que la cortina de la presa no debe rebasar los 80 metros de altura para que el pueblo no se inunde.

Los ausentes

Los hijos ausentes de Temaca que viven en Monterrey, en su mayoría, se dedican a la producción y venta de paletas y helados. En Los Ángeles, California, también migraron como otros hombres y mujeres de la región de Los Altos de Jalisco considerada como una de las zonas con mayor índice migratorio en la entidad.  Los que pueden, los que tienen papeles, vuelven cada año para las fiestas de enero.

Antes de las dificultades por el programa Frontera Sur del gobierno federal, era usual que los migrantes sin papeles salieran de Estados Unidos y regresaran con ayuda de un coyote. Así fue hasta que todo comenzó a complicarse. A muchos sólo les queda acercarse  a través de fotos y videos.

En la calle que da la bienvenida al pueblo dice: “Temaca pueblo exitoso por su resistencia”. Resuena la banda mientras quienes viven en Los Ángeles, como José, un hombre que trabaja como repartidor de refrescos, sostienen a la Virgen de los Remedios en una peregrinación en el último día de fiesta.  En la barda de una las casas se lee: “Esta casa no se vende, no se expropia, no se inunda. Respeten lo que no es suyo. Déjennos en paz”.

“Ya llegué de donde andaba...”, dice la canción del ausente, así como los que se fueron pero siempre regresan a Temaca. Al volver gozan con los reencuentros. Saludan a los primos, tíos, vecinos y amigos del pueblo como doña Chelo, la señora que atiende la caseta telefónica al lado de la plaza principal. Contemplan el kiosco de cantera que construyeron gracias a los dólares que enviaron, sin prisas, como cuando conducen en los freeway en L.A.; se sientan en las bancas para brindar con los amigos. Al volver pasan a ver la imagen del Señor de la Peñita, visitan el panteón, caminan por la plaza y llegan a comer tacos de Clemente con salsa picosa preparada con los chiles de árbol cosechados en la región. Por unos días, disfrutan que “se les concedió volver”.

Cifras:

80 METROS Altura a la que debe quedar la cortina de la presa, según ordenó la SCJN en 2015

105 METROS Altura que los gobiernos federal y estatal han confirmado que llevará la presa

 

HJ/I

 
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