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(Foto: Edgar Flores)
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El Pabellón América Latina de FIL Guadalajara fue el escenario donde tres autores invitados abrieron la intimidad de sus “manías” al momento de escribir. Secretos, técnicas, tabúes y fetiches, son sólo una parte de lo que inspira a estos tres escritores para poner la mano en lápiz y papel y crear, entonces, narrativas que “angustian”.
Juan G. Vázquez, Carlos Cortés y Eugenia Ramos, fueron los protagonistas de esta charla nocturna ante más de 100 asistentes, en su mayoría jóvenes. “Manías al escribir” fue el tema central, del que los autores revelaron parte de sus ideas y métodos personales que usan al momento de iniciar a escribir.
Los tres panelistas coincidieron en que las “manías” son actos que efectivamente todos los escritores realizan, unos más y otros menos, pero al final, cada uno ejerce distintos métodos. A decir de los tres autores, existen dos tipos de escritores: diurnos y nocturnos, siendo los primeros aquellos que tiene siempre una estructura de su escritura, mientras que los segundos, son los también nombrados como “de brújula”, que no saben qué sucederá a la página siguiente.
Para el colombiano Juan G. Vázquez es fundamental el silencio absoluto. “La verdad es que uso un par de tapones en los oídos y encima unos audífonos que asilan el sonido. Tengo que estar en completo silencio si es que escribo en mi estudio”, confiesa, además de mezclar una técnica que le resulta, dice, efectiva: escribir en hoteles o aeropuertos, donde el anonimato y la soledad inspiran a escribir.
Para Carlos Cortés escribir le es motivo de angustia. “Me hace sentir desnudo y a veces separado de mí mismo. Evito a toda la costa la noche, mis escritores favoritos son diurnos, como Vargas Llosa”.
Leer antes de escribir es también una “maña” que los tres realizan, en mayor o menor proporción. Para Juan G. Vázquez es necesario e inspirador leer mucha poesía por algunos minutos, para después empezar su narrativa.
En otro ejemplo, la soledad es un factor preponderante para la escritora Eugenia Ramos, quien prefiere estar rodeada de gatos o perros para escribir mejor, pero no de personas y menos de niños, pues el silencio es fundamental.
Así, los autores revelaron esa parte íntima que cada uno a su juicio y costumbres realizan. Aquello que les inspira, ayuda y motiva a crear arte impreso en letras sobre papel.
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