Violencia interna

Cuando todos creíamos que Estados Unidos se encontraba en riesgo latente de un ataque violento en su contra, ya fuera por parte de ISIS o a causa de las fricciones entre Donald Trump y el gobierno de Corea del Norte, fue entonces que nos dimos cuenta que quizá el verdadero riesgo constante al que se enfrenta el pueblo de Estados Unidos son esas matanzas esporádicas que suceden dentro de su propio territorio y a manos de ciudadanos estadounidenses, que haciendo valer la segunda enmienda, se arman hasta los dientes para atacar a sus compatriotas, sin que exista una razón o motivo aparente, sin que parezca que una matanza tiene algo que ver con la otra, pero que al final tienen una cosa en común que demuestra que se ha perdido el control por completo del poder otorgado por la segunda enmienda.

Tal como sucedió en la matanza recién ocurrida en Las Vegas, la cual hoy es la más mortífera de la historia de Estados Unidos y sucede a tan solo un año de la matanza en Orlando, la cual hasta el domingo pasado era la que tenía más muertes.

Y así de un año a otro, las cifras se elevan, el número de víctimas crece, las peticiones de un cambio a la ley de armas aumentan, pero al final nada cambia, y estamos seguros de que esta matanza, en donde fueron cobardemente asesinadas 59 personas y 527 resultaron heridas, no cambiará nada. Sobre todo si analizamos que incluso cuando Barack Obama impulsaba nuevas regulaciones a la ley de armas, ésta no logró aprobarse, sobre todo por la negativa de los republicanos a hacerlo, ahora con un republicano a la cabeza, no hay forma de que se logre, y más cuando Trump ni siquiera ha mencionado alguna modificación a esta ley.

No importa el número de muertes, no importa la violento de los actos, lo escandaloso, lo despreciable, nada de esto tiene la suficiente fuerza para que el gobierno estadounidense, en vez de enfocar su atención y hablar de la violencia en otros países, decida finalmente darse cuenta de que hay algo grave, peligroso y riesgoso dentro de sus fronteras, y que urge se busquen soluciones, para evitar que cada año, o cada determinado tiempo, las cifras vayan en aumento, y el derecho a poseer un arma, se convierta en el talón de Aquiles de una nación que se ha visto golpeada, lastimada y aterrorizada en su propia tierra, y  en donde aparentemente ya no hay un lugar seguro, en donde lo mismo se puede encontrar la muerte en la escuela, en iglesias, conciertos, hospitales o en cualquier otro lugar a donde pueda acceder la persona equivocada.

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JJ/I