�Jalisco despolitizado?

2017-11-26 22:48:21

Parece inaudito pero por primera vez en casi 30 años prácticamente todos los actores políticos y sociales de la entidad dan por sentado quién será el próximo gobernador del estado. ¿Cuáles son algunas de las implicaciones de este fenómeno para la política jalisciense y para la administración estatal entrante?

El espacio de la política es un ámbito que por definición se encuentra ineludiblemente en disputa. Es una dimensión en la que las visiones sobre cómo debería ser el mundo –visiones a veces encontradas, a veces complementarias– compiten entre sí por ganar respaldo social. Uno de los principales rasgos de la democracia es que no se sabe a priori quién será el ganador o ganadora de una elección. Por el contrario, cuando existe certidumbre sobre el resultado de una disputa entonces se puede decir que el espacio político se ha despolitizado, lo que implica una reducción en la calidad de la democracia.

Durante los últimos 20 años el ámbito político de Jalisco ha transitado entre la certidumbre y la incertidumbre. Hasta 1994 el PRI ejercía una hegemonía tanto a nivel nacional como local. El espacio político estaba caracterizado por la certidumbre sobre quienes serían los vencedores en las elecciones. A partir de 1995 el PAN logró politizar la dimensión política al grado de alcanzar la alternancia en la gubernatura. Desde entonces hemos logrado mantener un espacio político en disputa, caracterizado por su alto grado de incertidumbre.

Sin embargo, parece que Jalisco está volviendo a escenarios de certidumbre, y esta certeza ha estado en el aire desde hace por lo menos tres años. El día de hoy, la mayoría de los actores políticos de la entidad tienen la certeza de cuál será el próximo grupo político que gobernará la entidad. Los partidos políticos se debaten entre hacer alianzas electorales con el virtual ganador o enviar candidatos de sacrificio a la contienda electoral. Incluso, algunas de las decisiones políticas se están tomando en función de esta certeza.

La certidumbre en los resultados electorales está despolitizando el espacio político. Esta despolitización puede tener algunos aspectos positivos, pero también implica ciertos riesgos. Por un lado, la certeza sobre el resultado de las elecciones puede contribuir a fortalecer la gobernabilidad en la entidad. Es decir, que la existencia de un grupo político virtualmente ganador implica que se puede comenzar a pactar y a tomar decisiones para mantener el estado en marcha.

Pero por otro lado, se corre el riesgo de que los actores sociales y políticos dejen de entrar al ámbito político para disputarlo. Ello podría ocasionar distorsiones en el mandato del nuevo gobierno. El electorado se quedaría sin opciones reales que compitan por su voto, en detrimento de programas de gobierno innovadores que cuenten con un amplio respaldo social. Jalisco necesita reformas de fondo, y una victoria demasiado fácil puede minar el apoyo social para embarcarse en los cambios estructurales que son políticamente difíciles.

Los partidos políticos no se deberían retirar de la contienda tan pronto, tan fácilmente. Esperemos que se decidan a entrar en el espacio político en serio, para politizarlo, en beneficio de los votantes y de programas de gobierno que se disputen el apoyo social de forma real.

Coordinador del Laboratorio de Innovación Democrática (LID)

JJ/I

 
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