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(Fotos: Humberto Mu�iz)
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Árboles que nacen de charcos de agua sucia, personajes que se convierten en la sombra de sus sombras, maniquís que observan a familias en vitrinas imposibles. Todas son estampas de la ciudad que recorremos a diario, una que se ve muy otra cuando se saben entrecerrar adecuadamente los ojos.
FV/I
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