Tormentoso inicio

2018-01-07 22:44:19

En los primeros días del año viajé a Estados Unidos para pasar unos días de vacaciones familiares en la ciudad de Nueva York, donde nos sorprendió –sorprender es un decir, porque desde un par de días antes se empezaron a emitir las alertas correspondientes– una tormenta invernal que afectó el este de la unión americana.

La llegada de la fuerte borrasca, acompañada de nieve, frío y viento, afectó las actividades esa zona del país; en Nueva York y Nueva Jersey, por ejemplo, las autoridades declararon estado de emergencia.

Bomba invernal

De cualquier forma, las actividades estuvieron semiparalizadas a lo largo del día. Cerraron las escuelas y la transportación por vía aérea fue muy limitada en toda la costa este. Más de 3 mil vuelos fueron cancelados debido al inusual ciclón invernal que puso a trabajar horas extra a meteorólogos y equipos de rescate.

Para regocijo de muchos turistas ansiosos de ver nevar –nosotros, entre ellos, porque en nuestros países casi nunca nieva–, durante horas se tuvo una abundante precipitación de nieve (a razón de una pulgada por hora) y las calles y avenidas comúnmente rebosantes se veían vacías. Aun la famosa Esquina del Mundo, Times Square, donde días atrás decenas de miles de personas recibieron el año nuevo, aparecía desierta. Después de la tormenta llegó la calma, pero también vinieron temperaturas extremadamente bajas que llegaron a 16 grados bajo cero.

Ave de tempestades

Pero esta tormenta invernal no tuvo nada que ver con la que desató en Guadalajara el aspirante a gobernador Enrique Alfaro con su comportamiento durante una entrevista en Radio Metrópoli ese mismo día, miércoles de la semana pasada.

Dando muestra no sólo de la intolerancia que ya hemos advertido en otras ocasiones, sino del enorme resentimiento que guarda hacia quienes no piensan como él, el alcalde tapatío con licencia buscó enmendar la plana a los conductores del programa al que fue convidado, exhibiendo un expediente cuidadosamente elaborado de lo que cada uno de ellos opinó en su momento de los dichos y hechos del titular del Ayuntamiento de Guadalajara.

Emboscada

Es cierto que los políticos tienen tanto derecho a replicar como los periodistas a opinar. Unos y otros deberíamos hacerlo siempre con base en argumentos. Pero me pregunto por qué en su momento Alfaro no pidió derecho de réplica para responder a las críticas de los comunicadores; por qué se esperó a ser candidato al gobierno estatal para emboscar a los anfitriones del programa, sentándolos –o pretendiendo hacerlo– en el banquillo de los acusados.

Me queda claro que todo forma parte de una estrategia electoral en la que lo que se busca es obtener votos al costo que sea. No importa a quién se lleven entre las patas, lo que importa es ganar. Ahí tienen ustedes a Trump, siempre desafiante, siempre gruñón, siempre descalificando a medios y periodistas críticos con el único propósito de llevar agua a su molino.

Campaña disruptiva

La tendencia en las campañas electorales en el mundo, aprovechando el malhumor social, es ser disruptivo, romper esquemas, escandalizar, descalificar, confrontar y buscar ser trending topic el mayor tiempo posible. No les ha ido mal electoralmente a quienes han seguido este nuevo esquema. Contra todos los pronósticos, Trump llegó a la Casa Blanca y es un mal presidente.

Por eso me pregunto, ¿de qué les sirve a los países (o a los estados y municipios) este tipo de gobernantes?, ¿en qué benefician a la gente y que resultados reales dan? Guadalajara no está mejor hoy que hace tres años, cuando llegó Alfaro. La inseguridad, por hablar de la principal preocupación de los tapatíos, está peor que nunca.

De nada sirve tanta alharaca cuando los resultados son magros. No hay que caer en la provocación. Para ganar Jalisco, Alfaro debería ofrecer mucho más que retar a periodistas y medios.

 

Verba volant, scripta manent

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@GOrtegaRuiz

JJ/I

 
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