Presenta su historia con el Puente de las Damas

2018-02-21 20:18:06

Nueva luz. El libro da cuenta de una investigaci�n realizada en 2006, como primer abono de lo que hoy es ya una realidad de rescatar el espacio hist�rico de Mexicaltzingo. (Foto: Humberto Mu�iz)

La biblioteca del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades fue el escenario para que Enrique Ibarra, quien se denominó a sí mismo como un aficionado de la historia, presentara de nueva cuenta su libro sobre el Puente de las Damas ante la comunidad académica y estudiantil de historia.

El autor definió este trabajo como un intento, fuera de la academia, por recuperar la historia de la ciudad que ama y en la que ha vivido durante casi 50 años.

Con la coyuntura de los trabajos que realizan en colaboración la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública del Estado de Jalisco (SIOP) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en lo que esperan sea un museo sobre la historia subterránea de la ciudad, Ibarra ofreció una charla sobre la tercera edición de su libro, El Puente de las Damas

En 2006 ya, antes de que el proyecto se hiciera realidad, Ibarra bajó a las profundidades del puente para comprobar lo que en teoría muchos investigadores y arquitectos en Jalisco planteaban. 

Después de varios años de investigación y redacción asistido por Nora Medina Casillas, el libro vio la luz aquel mismo año y en este 2018, más de 10 años después, se reeditó por tercera vez. 

“No hay una ciudad que haya nacido dentro de un parto prolongado, doloroso y accidentado”, fue la frase con la que Ibarra comienza el primer capítulo del libro y comenzó ayer también la charla en la que abordó varios de los principales aspectos de la historia de la conformación de Guadalajara o la Nueva Galicia y luego sobre el barrio de Mexicaltzingo que, según algunas teorías, se fundó un día después de que se fundara Guadalajara. 

“Muchos indígenas le pidieron al rey asentarse ahí en el barrio”, dijo Ibarra a los estudiantes del CUCSH.

“Los españoles, que aparecían en las actas y los censos como las almas, los enviaban lejos del asentamiento colonial, aunque no tan lejos para que pudieran servirles”.

Al pasar del tiempo Mexicaltzingo, que significa  “casa de los indios mexicas” tuvo su gobierno propio, y luego de 1754 a 56 aproximadamente, se dio una especie de fusión en lo que hoy es Las Nueves Esquinas, de los barrios indígenas y los criollos en una zona comercial. Según algunos documentos, en 1793 se hizo un censo y había entonces 23 mil habitantes en Guadalajara.

“La gran transformación de Guadalajara fue, como muchos saben, con fray Antonio Alcalde, que llegó aquí con más de 70 años y ejerció el obispado 29, cuando se asume el rol de ciudad”, contó Ibarra, quien enumeró las múltiples obras de Alcalde en salud, educación, urbanismo y caridad.

Así pues, el escritor y actual presidente municipal interino contó que Guadalajara para entonces era una ciudad de puentes, “había 16 y el más importante fue el de las Damas”.

Entre otras cosas dijo que por la afluencia de ríos  a su alrededor como en toda la ciudad, Mexicaltzingo en tiempos de lluvia se convertía en una isla, por los mantos freáticos sobre los que está asentado.

Y aunque no se sabe la fecha exacta en la que fue construido el de las Damas, se sabe que fue antes de 1800 y que ya desde 1798 hay actas municipales que le mencionan. 

El puente, dijo “logró unir a las dos Guadalajara la criolla y la indígena por ser una zona de mucho comercio por su salida al sur y al Pacífico… Las mujeres de la Guadalajara Criolla y Española, pertenecientes de la congregación Adoradoras del Señor de la Penitencia.

De 43 metros cuadrados de longitud, el puente se encuentra ubicado en la confluencia de la calle Colón y avenida La Paz. Según Ibarra el puente nos puede hablar en el presente sobre el espíritu de participación ciudadana: “Fue construido por el patrimonio y el empuje de las mujeres de la época y puede hablarnos de lo que como ciudadanos debemos hacer para mejorar la ciudad”.

Sobre los trabajos de restauración el investigador dijo que le parecía un trabajo loable para enriquecer un valor que sirvió para unir y entrelazar Guadalajaras distintas y dijo que ésta será, para los vecinos de Mexicaltzingo, quienes en primer lugar exigieron se restaurara el puente para su conservación, “una lección de participación importante para el barrio que está en proceso de transformación”.

“La gran transformación de Guadalajara fue, como muchos saben, con fray Antonio Alcalde, que llegó aquí con más de 70 años y ejerció el obispado 29, cuando se asume el rol de ciudad”

Enrique Ibarra, historiador

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