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Obst�culo. Estos j�venes celebrar�n el triunfo de ser la primera generaci�n de estudiantes sordos que terminan la preparatoria. Sin embargo, se vuelven a enfrentar a un sistema que no les permite estudiar una licenciatura (Foto: Cortes�a)
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De ser una minoría que se pierde entre 139 mil estudiantes de prepa, 11 jóvenes ganaron notoriedad al ser la primera generación de estudiantes sordos que termina la prepa. Pero tras hacer historia, se enfrentan nuevamente a un sistema educativo que no está preparado para darles las mismas oportunidades que a los demás.
Convirtieron a la prepa 7 de la Universidad de Guadalajara (UdeG) en una escuela incluyente. Por su cuenta contrataron intérpretes en Lengua de Señas Mexicana (LSM), su idioma natural. Se prepararon un año en un propedéutico para competir con los alumnos de primer ingreso.
La asociación civil Educación Incluyente impulsó el plan de inclusión en la universidad luego de que Eleni Montserrat Marull Gamboa no quiso ir al extranjero, donde sí había opciones para seguir con la educación media en mejores condiciones. Se resistió a creer que no podía entrar a la prepa en su país.
Entrar preparatoria es ya de por sí complicado: ocho de cada 10 lo consigue, de acuerdo con el informe de actividades 2014-2015 del rector de la Universidad de Guadalajara, Izcóatl Tonatiuh Bravo Padilla. A varios de los 11 les llevó años ingresar.
Puertas abiertas… y cerradas
En el último semestre, el rector de la UdeG otorgó becas a los estudiantes con discapacidad auditiva y también pagó a los intérpretes de la prepa.
Además, en su informe reconoció la importancia del modelo educativo bicultural, que toma en cuenta la cultura sorda y tiene como herramienta principal de comunicación la LSM.
“La universidad ha iniciado el desarrollo de un modelo educativo inclusivo que ofrezca a los estudiantes sordos que egresen de bachillerato, o ya cuenten con este grado, una opción educativa de licenciatura con un diseño innovador y mediante el uso de la LSM”, se lee en el informe.
Para ello, Educación Incluyente propuso la Licenciatura en Atención Integral a la Comunidad Sorda Mexicana con un enfoque bilingüe-bicultural. Los alumnos aprenderían a desarrollar proyectos en distintos campos, como en educación, cultura o empleo. Sin embargo, la propuesta no fue aceptada.
En 2016 comenzará un programa de inclusión en la UdeG, según Margarita Franco Gordo, jefa de la Unidad Integración Educativa en la Coordinación de Innovación Educativa y Pregrado.
Es un plan para gente con discapacidad, grupos vulnerables, alumnos indígenas, en situación de extrema pobreza y adultos mayores.
Habrá ajustes razonables en la currícula y todos los maestros que estén interesados en atender a este tipo de estudiantes recibirán capacitación, pero quienes estudien la LSM tendrán que tramitar una certificación, añadió Franco Gordo.
“Estamos trabajando precisamente en el modelo de educación inclusiva pero hemos llegado a la conclusión de que no podemos ofrecerle a esta población de estudiantes con discapacidad un solo programa educativo, una sola licenciatura”, dijo.
Por lo pronto, estos chicos están como al inicio, sin escuela, sin un espacio, sin beca, sin intérpretes. El círculo de la desigualdad parece reproducirse. Mientras no haya una opción para estudiar en LSM harán otro propedéutico, así no desaprovecharán este semestre que parece perdido.
La preocupación de Educación Incluyente es que pierdan interés o se disperse el grupo que tanto trabajo costó sacar adelante.
Extranjeros en su tierra
Una persona llega a un lugar en el que no hablan su idioma y casi no hay quien pueda traducir. Casi nadie entiende. Por su apariencia convencional, nadie se imagina que necesita ayuda. Pero esa persona se siente desesperada.
Nayelli, Alejandrina, Rosa, Daniel, Eleni, Eduardo, Ana Gabriela, Ana Rosa, Néstor, Saúl, Luis Ernesto son jóvenes sordos que conocen muy bien la sensación del extranjero perdido aunque vivan en México.
Alejandrina Velasco Flores nació sorda. Ella es de Tepic; fue a la primaria, pero no le dieron el certificado, cuenta su mamá Alejandrina Flores Domínguez, quien atiende una farmacia.
Cumplió 17 años y la familia acordó que la chica viniera a Guadalajara. Se quedó en una casa de renta cerca de una escuela abierta. Cursó primaria y secundaria a los 18 años. Terminó en unos cinco años. Cumplir con las tareas sin un traductor y sin apoyo de nadie fue uno de los principales obstáculos para ella.
Hay entre los sordos quienes tienen baja autoestima, a veces la propia familia los rechazó por su discapacidad, explica la directora de la prepa 7, Arcelia López Miranda.
“Había pocas escuelas y las que hay tienen poco compromiso, no sacan a los muchachos adelante con las herramientas necesarias; nos damos cuenta cuando llegan a la prepa y no tienen el nivel que se necesita para poder con el reto”, añade Lida Castillo Ortiz, maestra de una escuela privada y mamá de Nayelli Parra Castillo.
Cuando llegaron los muchachos a la escuela, el encargado del área pedagógica de la prepa les recomendó a los maestros que los trataran como a los demás.
A veces, ella experimentaba miedo de estar cerca de los oyentes por la falta de aceptación de la cultura sorda.
Quiere estudiar fotografía –que ya domina– y teatro, viajar para conocer grupos de sordos y aprender otros idiomas. Busca ser directora de arte. Lo primero que quiere hacer después de graduarse es un cortometraje.
Salir de la prepa a los 31
A los dos años perdió la audición por un medicamento que le fue recetado y le dañó el oído. O fue un virus. La familia nunca supo la causa.
Nayelli Parra Castillo nació sin problemas en el oído; decía su nombre, escuchaba, ponía atención, cantaba con su lenguaje bebé: aprendió a decir que iba a cumplir dos años.
Luego de una valoración, el diagnóstico fue hipoacusia profunda; es sorda profunda, recuerda su mamá, Lida Castillo Ortiz.
Estudió hasta la secundaria en escuela especial y concluyó a los 14 ó 15 años. Intentó seguir en otras prepas convencionales con chicos oyentes, pero no lo logró.
Ella se gradúa a los 31, mientras que su hermana menor, Anabel, estudió nutrición en la escuela que quiso; ahora tiene 27 años, pero ya terminó la carrera. Así de desigual es el mundo para las personas con discapacidad.
“Lo primero que necesitamos es que la UdeG acoja a los maestros con un sueldo como cualquier maestro porque durante la prepa muchos maestros han estado, pero también se han ido porque no hay un sueldo fijo”, pide la mamá de Nayelli.
Frases
“Deseo estar en una carrera para sordos, tener curso propedéutico para licenciatura pero no tenemos lugar, tampoco intérprete, tampoco becas. Todo eso es importante para seguir el estudio”
Nayelli Parra Castillo
“No hay donde estudiar, estamos trabajando para armar la carrera, no quiero vivir con resignación. Ahora voy a trabajar con mis compañeros para luchar por ella”
Óscar Daniel Escoto Gálvez
“El máximo logro que tuve en la prepa fue tener conocimiento, saber que soy líder y apoyar a otros sordos de la comunidad mexicana y que también se puede aprender de programación neuro-lingüística”.
Ana Rosa Escoto Gálvez
255
mil estudiantes hay en la UdeG
139
mil son de prepa en toda la UdeG
6
por ciento de los alumnos tiene alguna discapacidad
850
graduados hay de la prepa 7
290
mil personas fueron registradas con discapacidad
6
de cada 10 tienen acceso a servicios de salud
2
de cada 10 no tienen escolaridad
4
de cada 10 tiene primaria concluida
1
de cada 10 tiene educación media y superior (bachillerato, licenciatura o normal).
eh/i
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