La paz y la seguridad son fruto de la justicia

2018-05-05 21:11:05

La seguridad ciudadana se define como la obligación del Estado de garantizar la seguridad de la persona, actuando sobre las causas que originan la violencia, la delincuencia y la inseguridad. Pretendiendo prevenir la violencia, a nivel institucional se han diseñado diversos enfoques y programas sin que hasta hoy se vean resultados tangibles. A pesar de contar con un diagnóstico institucional o tener identificados factores de riesgo que pueden contribuir a disminuir la violencia y la delincuencia, las cifras en torno a la inseguridad siguen creciendo cada día y constituyen hoy mayor preocupación de la sociedad mexicana.

En octubre de 2017 hubo 2 mil 371 casos de homicidio doloso, eso significa que cada día fueron asesinadas 79 personas en nuestro país o que cada hora murieron por esa causa 3.3 personas. La vulnerabilidad de los menores ante este problema ha incrementado de manera alarmante.

“La tasa de homicidios de niñas, niños y adolescentes en México es equiparable a las que tienen Myanmar, Botsuana, Mozambique y Togo”, se cita en el informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos sobre la vulnerabilidad de niños y adolescentes (2017). “Más de la mitad de los homicidios de niños, niñas y adolescentes se registran en 10 países del mundo y México ocupa el 5o lugar de ellos”.

El Registro Nacional de Personas Desaparecidas (Rnped) nos permite observar que son los jóvenes quienes están desapareciendo; de 2006 a 2017 se contabiliza que 40.7 por ciento de los desaparecidos tiene entre 15 y 29 años. En materia de desaparición forzada los casos registrados en México a partir de 2008 y a 2015 son 136, sólo dos países superan esta cifra en el mismo periodo: Paquistán, con 144 casos, y Sri Lanka. México estaría a nivel de Siria, la diferencia es que en esos tres países hubo guerra o procesos políticos violentos.

Frente a ello y con el proceso político en marcha, los candidatos a la Presidencia de la República han estado formulando sus propuestas para enfrentar la inseguridad. Poco hablan de la desaparición de personas y la atención necesaria a las familias de las víctimas, tampoco se ha abundado sobre los feminicidios o la violencia hacia los niños, pero en sus propuestas generales podemos identificar la estrategia que seguirían en caso de llegar a gobernar este país.

El candidato Anaya sostiene el discurso de la militarización y el uso de la fuerza como estrategias de seguridad pública; y aunque habla de prevención, usar la inteligencia y profesionalizar la policía, su proyecto es la continuidad del modelo económico neoliberal que ha sido la causa estructural que tiene a nuestro país en la grave crisis de seguridad que hoy padecemos.

Por su parte, Meade también propone mantener la misma estrategia que actualmente se usa para combatir la inseguridad, a pesar de la gravedad del problema y el fracaso evidente del actual sexenio en esa materia. No tiene una alternativa distinta a la que hoy se utiliza a nivel federal; su enfoque es de mano dura, reactivo, punitivo en un marco de impunidad y corrupción. Nula posibilidad de cambio de estrategia si llegara a la Presidencia, y fracaso anticipado.

Andrés Manuel ha esbozado la idea de la prevención social, el combate a la pobreza y la igualdad de oportunidades como vías de solución al grave problema de la inseguridad; ha dicho que la violencia es resultado del fracaso del modelo económico que excluye a la mayoría y sólo deja privilegios a unos cuantos.

En ese sentido, AMLO afirmó que “la paz y la seguridad son fruto de la justicia”. Su estrategia de seguridad es la única que ha evidenciado el fondo del problema y puede ser un buen comienzo, pero sólo la movilización social y la vigilancia de todos los actores comprometidos con la justicia social puede garantizar que efectivamente haya un cambio de rumbo real en la atención de los problemas de inseguridad.

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