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El día en el que el mundo se rio de Trump

Ayer literalmente el mundo se rio de Donald Trump. El presidente estadounidense comenzó a hablar frente a la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la que están representados 193 países, y al declarar que “en menos de dos años” su gobierno “ha conseguido más que casi ningún otro en la historia” de su país, los diplomáticos del mundo no pudieron resistir el impulso de reírse de él.

El momento fue una catarsis mundial. Fue el grito de “el emperador está desnudo” del cuento de Andersen. Fue el momento en el que el bully del colegio es puesto en evidencia en frente de todos en el recreo. Y, además, fue un momento histórico. ¿Cuándo nos imaginamos que el presidente de Estados Unidos iba a ser objeto de burla en el organismo global cuya fundación fue liderada por su país tras la Segunda Guerra Mundial? ¿Llegamos ya al punto en el que el mundo le perdió el respeto a la superpotencia?

La cobertura mediática del momento fue amplia y rápida. La prensa mundial entera difundió el momento y las redes sociales lo convirtieron en un fenómeno viral. Los primeros cinco resultados que arroja Google al buscar “Trump” ahora mientras escribo hacen referencia a dicho momento.

No sé cuáles puedan ser las consecuencias de momento tan simbólico. Trump ya trató de arreglarlo a su estilo declarando que era su intención provocar risas… (Aunque en el momento de las risas dijo que no esperaba esa reacción). Pero más allá del morbo y cierta satisfacción que genera ver el video de Trump siendo objeto de burlas, quiero resaltar tres ideas que surgen de analizar el momento en contexto.

Primera, el populismo tiene karma. Construir un discurso político con base en declaraciones cargadas de emociones negativas, pero ausentes de datos que las sustenten y cayendo en contradicciones frecuentes, termina teniendo consecuencias.

Trump tuiteó en 2014 en referencia a Obama que “se necesitaba un presidente que no fuera el hazmerreír del mundo”. Como dice la canción de Radiohead: tarde o temprano al culpable se lo lleva la policía del karma.

Ojalá sirva de lección para otros líderes a los que también les gusta hacer declaraciones irresponsables… como decir que el país está en bancarrota, lo que puede convertirse en un auténtico balazo en el pie.

Segunda, se busca nuevo líder del multilateralismo. El altísimo nivel de integración e interdependencia que se ha producido entre los países del mundo en tiempos recientes genera retos globales que no puede resolver una nación por sí misma. Calentamiento global, crisis financieras, flujos migratorios, estructura de cadenas de suministro internacionales… todos son temas que necesitan de mecanismos multilaterales para decidir y actuar.

Estados Unidos había sido el líder indiscutible de estos mecanismos, pero Trump en su discurso de ayer en la ONU (después de las risas) dejó claro que su país no tiene intención de jugar este rol. Entre otras cosas, criticó a la Organización Mundial del Comercio y a la Corte Internacional, y resumió que primero están los intereses de los norteamericanos antes que los del resto del mundo.

En contraste, Emmanuel Macron, presidente de Francia, quien también dio un discurso ayer frente a la Asamblea General de la ONU, se pronunció a favor del multilateralismo y alzó la mano de Francia y de la Unión Europea para liderar un “nuevo orden mundial con rostro humano”.

¿Tendrá Macron la suficiente fuerza para resolver las diferencias que hay al interior de la comunidad europea y asumir como bloque el liderazgo que demanda construir un nuevo orden mundial?

Tercera, estamos en una batalla ideológica que pone en juego el futuro de la humanidad. Los discursos de Trump y Macron ayer en la ONU reflejan los caminos que puede seguir el mundo en los próximos años. El mundo nacionalista de Trump en el que cada país se encierra en sí mismo y prevalece la ley del más fuerte o el mundo de Macron en el que se fortalecen los mecanismos de cooperación internacional.

¿De qué depende? De resolver el dilema de cómo respetar la democracia y la soberanía de cada país y al mismo tiempo tener mecanismos de gobernanza global con capacidad de acción.

@ortegarance

JJ/I