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Alcaldes: llegó la hora cero

Al primer minuto del lunes 1 de octubre, Jesús Pablo Lemus Navarro retomará el poder en Zapopan que apenas unas horas antes dejó para cumplir los primeros tres años por los que fue electo y reiniciar otro trienio para el que fue reelecto. Lo mismo hará María Elena Limón García en Tlaquepaque, donde tuvo un primer período de gobierno turbulento, polémico, de enfrentamientos y confrontaciones con los suyos y con los de enfrente, pero de los que logró salir airosa con el voto mayoritario de los tlaquepaquenses por segunda ocasión.

Lemus Navarro y Limón García se mantendrán otros tres años al frente del gobierno en sus municipios porque los partidos políticos contrarios no ofrecieron al electorado, como candidatos, algo mejor que ellos; por el contrario, pareciera que postularon intencionalmente perfiles ad hoc para que Jesús Pablo y María Elena transitaran sin problema ni riesgo alguno por la reelección.

Ismael del Toro se mantendrá como la sombra que ha sido de su amigo hoy gobernador electo, Enrique Alfaro Ramírez, al ocupar la silla principal del Ayuntamiento de Guadalajara como seis años atrás lo hizo con la del Ayuntamiento de Tlajomulco. Siempre tras los pasos de su jefe político, heredando sus aciertos y sus errores, no sus éxitos ni fracasos, con el reto de superar lo que se hizo bien, pero con el orgullo personal de querer dejar una huella propia que borre para la posteridad el señalamiento aquel del “sucesor de Alfaro…” o evitar se le termine identificando como “el escudero de Enrique”.

Del Toro llegará a gobernar Guadalajara después de hacerlo en Tlajomulco, con un paréntesis de intermedio en el Congreso del Estado, sabedor de que debe demostrar que aprendió en cabeza ajena, pues corre el riesgo de tropezar con las mismas piedras que su antecesor y darse cuenta de que no es lo mismo Guadalajara que Tlajomulco y, mucho menos, los tapatíos que los tlajomulquenses.

Y a Tlajomulco llegará Salvador Zamora Zamora, el primer presidente municipal de la era emecista que no es Alfaro’s boy, sino que en el camino se integró al equipo con tan buena fortuna que ligó de manera consecutiva tres años como diputado local y tres como federal, antes de llegar a gobernar su municipio natal. Supo disciplinarse en su momento –dejándole el camino libre a Del Toro para ser alcalde– y tener paciencia para que le llegara la oportunidad.

Afortunada o desafortunadamente –según el cristal con que se mire–, Zamora Zamora tendrá que conformar su propio equipo de colaboradores, pues muchos de los que laboraron en los trienios de Alfaro, Del Toro y Alberto Uribe decidieron acompañar a sus jefes en los próximos cargos por asumir. Sin duda que Salvador tendrá la libertad de designar a sus colaboradores sin el compromiso de mantener a la fuerza a quienes les heredaron sus antecesores.

Cosa aparte es lo que sucederá en Tonalá, donde por primera vez llegará al gobierno el partido Movimiento Ciudadano, pero sin alfaristas. Y una peculiaridad más: ni el alcalde Juan Antonio González ni quienes serán los integrantes de su gabinete y colaboradores más cercanos han ocupado un cargo de elección popular ni cargos de primer nivel en algún otro gobierno.

El reto de Juan Antonio González será que su gobierno no sea flor de un día para MC y demostrar que su triunfo no fue sólo causado por el hartazgo ciudadano o la ola alfarista del momento, sino porque los tonaltecas por fin se dieron cuenta de que son parte también de la zona metropolitana y que no pueden mantenerse aislados por el hecho de creer que no están hechos del mismo barro.

Éste es el escenario que tendremos enfrente a partir del próximo lunes en lo que se refiere a los gobiernos municipales y que definirán el avance o estancamiento del partido alfarista Movimiento Ciudadano.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I