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Alfaro: el reto comienza

Seis años después, Enrique Alfaro Ramírez llega a la gubernatura de Jalisco.

El primer intento fue en 2012, cuando perdió ante su antecesor Jorge Aristóteles Sandoval Díaz en una contienda en la que los votos del entonces aliado Partido Verde Ecologista fueron determinantes para el triunfo del priísta.

Ahora en 2018, en una elección en donde el partido que lo postuló, Movimiento Ciudadano, volvió a contender en solitario y en la que el PRI no encontró aliados que quisieran jugársela para retener el gobierno del estado, Alfaro Ramírez ve cumplido su sueño no sólo con el resultado –ampliamente favorable– obtenido en julio pasado, sino a partir de hoy cuando rinda protesta en el recinto del Congreso del Estado y sea a partir de entonces el nuevo mandatario estatal.

Enrique Alfaro llega a su toma de posesión con una estrella en la frente, luego de que junto con el resto de los gobernadores de oposición logró que el presidente Andrés Manuel López Obrador diera marcha atrás a su decisión de que los denominados súper delegados fungieran como secretarios técnicos en los consejos de Seguridad en los estados.

Ahora la siguiente batalla ya anunciada por Alfaro y demás mandatarios estatales será porque el gobierno federal no les disminuya las participaciones anuales, pues entonces sus presupuestos se verían seriamente afectados con una reducción que los limitaría para la ejecución de obras y acciones. Pero esa batalla vendrá en su momento.

Hoy Alfaro, los alfaristas y emecistas estarán de fiesta. No tuvieron que esperar varios sexenios más para llegar al gobierno del estado. Les bastó la escala hecha en la presidencia municipal de Guadalajara en 2015 para subir el escalafón que los colocara en la titularidad del Poder Ejecutivo.

Durante la campaña, su bandera fue el compromiso de refundar el estado, un propósito que aún no queda del todo clarificado y mucho menos entendido, pero se le apuesta a que sea el tiempo el que demuestre que no estaba equivocado. Todos, por supuesto, esperamos los resultados.

Pero esa refundación la querrán ver los jaliscienses lo más pronto posible en lo que se refiere a la seguridad pública, como una de las demandas urgentes al nuevo gobierno que llega. Refería en mi entrega de ayer que Aristóteles Sandoval le deja a su sucesor dos papas calientes que deberán de ser atendidas con celeridad: la inseguridad pública en el estado –el adiós de Aristóteles estuvo marcado de rojo– y el transporte urbano. Es cierto, quizás el primer asunto sea de urgente atención, pero el segundo no puede quedarse atrás cuando los pendientes para solucionar este añejo problema se quedaron en el archivo.

Otro punto toral en el hoy naciente gobierno alfarista en Jalisco es la relación del gobernador con los medios de comunicación. Esta relación ha sido siempre muy ríspida, de poco entendimiento y mucho enfrentamiento, y hoy que estará al frente del Poder Ejecutivo será importante que se conozcan desde el principio cuáles serán las reglas del juego.

Jalisco no puede ser réplica de lo que sucede entre el gobierno federal lopezobradorista y los medios de comunicación de cobertura nacional con sede en la capital del país. El respeto a la libertad de expresión no debe ser simplemente una postura en el discurso, sino que debe trasladarse a los hechos; no debe asumirse una postura ante los medios críticos y otra ante los que sólo sueltan alabanzas. No deben existir medios de comunicación incómodos, pues todos realizan una tarea de información hacia sus lectores, televidentes o radioescuchas.

Hoy arranca la era alfarista en Jalisco. Las expectativas son muchas, las esperanzas de quienes llevaron a Enrique Alfaro a la gubernatura no son menos. Y quiérase o no, hoy inicia una carrera con una meta muy bien definida: 2024.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I