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Sin vendas en los ojos

He meditado si era conveniente escribir, sobre lo que aquí expondré. Pros y contras, de un pensamiento que me invade; pero que creo, debo compartírselos.

Hay una realidad indiscutible: el amor de un aficionado al futbol por su equipo, es incondicional y no sólo eso: es único. Un sentimiento genuino, dentro de una industria en constante crecimiento. Todo lo demás, se puede negociar.

¿Por qué lo digo?

Por lo que hemos visto en las últimas semanas en nuestra Liga MX: sentimientos de frustración y hasta de cierto rencor, cuando algunos aficionados creen que su “amor” no ha sido correspondido. Casos puntuales, los regresos de Miguel Layún a Rayados y de Nico Castillo, al América.

Los seguidores de Las Águilas sintieron un agravio, al ver que el ex jugador del Villarreal, ahora se incorporó a los regios. Misma situación con los de Pumas que observaron como el delantero chileno retornó a la liga; pero ahora, con bandera “azulcrema”.

Entendámonos: el futbol es un mercado inmenso, con muchos intereses y 100 por ciento profesionalizado para clubes, directivos, inversionistas, agentes, dueños, entrenadores y… jugadores, por supuesto.

Ni Layún defraudó con un delito ni Castillo cometió un sacrilegio; solamente correspondieron a su condición de futbolistas profesionales, así de sencillo.

Claro, esto es simple de asimilar para aquellos que observamos, sin sentimentalismos, lo que ocurre en muchos ámbitos, incluido el balompié. Sin embargo, tampoco puedo juzgar y mucho menos condenar, lo que siente un aficionado. Pedirles que observen de manera crítica, aquello que sólo se guía por sentimientos, sería un contrasentido.

Lo que sí pudiera recomendarles es: “vivan el presente, denle toda su pasión. Lo que forma parte de su pasado ya no es determinante y lo que llegará en el futuro no podrán predecirlo.”

En un mercado determinado por un crecimiento constante, por valores comerciales, económicos e “industriales” muy marcados, aceptar los cambios sería muy recomendable. También quiero decirles: dicha “industria” futbolística debiera respetar, con determinación, ese “amor incondicional” de sus aficionados, ya que sustenta a todo lo demás.

En síntesis, desde ambos sectores, mirar “sin ceguera voluntaria” sería lo mejor.

@ArielLeguizamon

Director de Deportes / TV Azteca Jalisco*

JJ/I