INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

La Agencia Conacyt

Se confirmó el augurio: la semana pasada, el diario El Financiero adelantó la noticia de que la nueva administración del Conacyt planeaba reducir en 50 por ciento su estructura, afectando varias de sus áreas y proyectos. Una de las medidas más drásticas contempladas era la total extinción de la Agencia Informativa Conacyt.

Ayer en rueda de prensa, la directora del organismo, María Elena Álvarez-Bullya, confirmó la sospecha y defendió la decisión argumentando que los cerca de 50 trabajadores de la agencia no fueron contratados por el Conacyt, sino por una empresa externa en un esquema de outsorcing y que aparentemente existe un área de comunicación social del organismo que no era utilizada.

Por lo menos hasta el año pasado, la agencia Conacyt era el mejor y más grande proyecto de divulgación a través de formatos periodísticos de la investigación científica y el desarrollo tecnológico en México. Con una red de corresponsales en varios estados de la República, tenía un ritmo de publicación constante y abarcaba tanto temas de coyuntura como reportajes sobre temas atemporales, siendo sus fuentes primarias los investigadores del SNI y algunos estudiantes de posgrado con becas de la institución.

Además de publicar todo en formato de libre acceso a través de su portal web, sus contenidos podían ser republicados o retransmitidos gratuitamente por los medios de comunicación.

La calidad en el trabajo de la agencia era reconocida por los científicos, muchos de los cuales aprovechaban el sitio para enterarse de los proyectos de otros colegas y obtener ideas o recursos para sus propias investigaciones, o bien, para establecer colaboraciones. El público tenía en la agencia una fuente confiable sobre el estado de la investigación actual en temas torales para el bienestar de la sociedad.

No se sabe si con su propio personal, el Conacyt plantea producir en cantidad y calidad el tipo de contenidos que hacía la agencia. La lectura más obvia es que, en sincronía con la política del gobierno federal, metieron la tijera rápidamente en todo aquello que se cataloga como comunicación social.

Pero los gastos en comunicación social que deben reducirse son los que sólo sirven para promocionar la imagen de políticos y partidos. De ninguna forma la Agencia Informativa Conacyt pertenecía a esa burda categoría de propagandismo.

¿Cómo promover el desarrollo de talento científico que el país agonizantemente necesita si no se divulga lo que se hace en México? Su pérdida afecta no sólo el trabajo de los investigadores y académicos en los ámbitos públicos como privados, también a los periodistas y divulgadores científicos y a la sociedad mexicana en su totalidad.

[email protected]

JJ/I