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Reglamentos y exenciones

El viernes presentamos el libro Contratiempo de Jorge Alberto Pérez en la Casa del Arte del CUSur de la UdeG. Viajamos con poco tiempo desde Zapopan, pero antes de llegar a Guzmán era imperioso parar en Sayula para dejar maletas y lavarnos la cara, pues allí pasaríamos la noche.

Al llegar a las puertas del hotel tropecé con una persona que caminaba viendo de frente el celular en actitud de grabar un video. Aguardé un instante y cuando terminó pude expresarle mi sentir sobre los hechos que lo involucran con mis oficios. Quien transmitía en vivo era el diputado Sergio Mayer, muy conocido por su profesión de actor.

Hasta hace pocos días no habría detenido mis pasos para saludarlo, pues no suelo ser de aquellos que buscan estrechar manos, pedir fotos o codearse con famosos por el despreciable acto de la presunción.

Lo felicité porque el pasado 23 de enero se reunieron representantes de los editores (Caniem y AEMI) con funcionarios de la Secretaría de Hacienda y con Mayer Bretón, diputado presidente de la Comisión de Cultura.

Los colegas mostraron su beneplácito por los acuerdos y compromisos expresados que serían de vital trascendencia para una alicaída industria editorial que no tiene alicientes fiscales ni protección y que compite en términos de absoluta desproporción con un Estado hacedor de libros en todos los órdenes de gobierno.

Los compromisos fueron el cumplimiento del precio único del libro, vigente en la ley, pero letra muerta en la realidad por la ausencia de un reglamento que penalice el incumplimiento, y la tasa cero del IVA en toda la cadena producción, además de fortalecer y fomentar las adquisiciones para bibliotecas.

El precio único del libro significó un gran esfuerzo conciliatorio y de discusión sobre las desiguales condiciones de competencia entre las pocas librerías en el país y supone que ayudaría a la pervivencia de las librerías pequeñas y propiciaría el nacimiento de otras. De este modo, países como Francia y España han podido mantener vivo el entramado de la industria del libro y han logrado capotear los grandes cambios de la era digital y la globalización.

Si Mayer logra lo que no pudieron sus predecesores desde hace más de 10 años, será recordado no solo como un actor de fama sino como un legislador amigo del libro y la edición.

JJ/I