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El bisturí o el machete

A las dictaduras les pasa lo que a las bicicletas: si se paran, se caen
Maruja Torres

 

Es cierto que Andrés Manuel López Obrador llegó a la Presidencia de la República con un enorme bono democrático que, además, se ha ido incrementando; sin embargo, aunque su popularidad ha crecido, también es algo que podría reducirse si mantiene actitudes despóticas, como la que asumió con dos mujeres a las que despreció cuando se le acercaron en Durango, el pasado fin de semana, para hablarle del problema de las estancias infantiles.

En el programa En tela de juicio, aquí en Guadalajara, la periodista Becky Reynoso comentó ayer que, considerando que las consecuencias que provocan tanto los cambios en el gobierno de López Obrador, como la implementación de sus programas sociales, afectan a muchas personas, su estrategia debería aplicarse con bisturí y no a machetazos, como lo ha hecho hasta ahora.

Tiene razón la colega, todos esos cambios deberían operarse quirúrgicamente, con mano fina como la que se requiere para una cirugía de cerebro. López Obrador no ha actuado así, en lugar de convencer y ganar adeptos para sus proyectos, incluso impulsar que sean otros quienes propongan los cambios que desea hacer, ha impuesto sus decisiones contra viento y marea, a pesar de que muchas de ellas son abiertamente impopulares, como el ya mencionado asunto de la prestación de guarderías para madres trabajadoras.

Todo lo anterior, puede llevarlo a un desgaste tal que comience a disminuir el gran capital político que ha venido acumulando, de la mano de sus niveles de aceptación. Aunque AMLO parece pensar lo contrario, en política las cosas no son para siempre y se verán afectadas por aquellas medidas que, aunque necesarias, sean impopulares.

Acá en el rancho grande

La reunión del gobernador Enrique Alfaro con el presidente en Palacio Nacional dejó un respiro mediático al mandatario estatal en cuanto a sus públicas diferencias con el titular del Ejecutivo federal, aunque sólo momentáneo, ya que pocos se creyeron una tregua tan frágil como la sonrisa de ambos funcionarios en la foto. De ésas hay muchas.

Es de todos conocida la habilidad camaleónica que caracteriza a ambos mandatarios y resulta difícil de tragar el mensaje de que con una sola reunión hayan logrado dirimir sus diferencias de fondo. Más bien parecería que uno le torció la mano al otro para aparentar lo imposible, el tiempo dirá hasta dónde podría ser realista esta apreciación.

Pantalla

La realidad se verá sólo con el paso del tiempo. Las declaraciones hechas por el doctor Carlos Lomelí respecto a la continuación de las obras de la Línea 3 del Tren Ligero parecen haberse confirmado en la reunión de Alfaro con López Obrador, aunque también habría que esperar para saber qué tanto cumple AMLO de dicha promesa. Hay quienes aseguran que le resulta muy difícil superar las opiniones negativas que tiene de las personas una vez que se arraigan en su ánimo. Al tiempo.

Endrogarse o morir

El gobernador anunció la semana pasada la intención de su administración de adquirir una importante deuda para financiar, entre otras cosas, la obra que, al parecer, pretende sea su legado: el peribús. Para la obra, que en principio fue considerada y desechada por el gobierno estatal anterior, se utilizaría parte de un nuevo crédito por más de 5 mil millones que serviría, además, para pavimentación de carreteras, saneamiento de aguas y la red de Internet gratuito, obras consideradas como prioritarias por Enrique Alfaro.

El crédito incrementaría el monto de deuda del estado en alrededor de 27 por ciento, para llevarlo hasta casi 23 mil 500 millones de pesos. Varias generaciones de jaliscienses deberán pagar por ese dinero a lo largo de los próximos 25 años.

@BenitoMArteaga

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JJ/I