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Los valores de los jaliscienses

En 1999, Marco Antonio Cortés Guardado y Ceclia Shibya Soto publicaron un estudio donde presentan los resultados de una encuesta estatal de valores (levantada en 1997) con la idea de aportar un análisis de los valores de los jaliscienses, para entender su identidad cultural, moral y política. Posteriormente, en 2005 y en 2012, se repitieron los ejercicios. En 2017 se aplicó la mencionada encuesta, con lo que se cubren 20 años con el que es posible, a partir de los datos recabados, revelar los cambios en el imaginario cultural, moral y político de los jaliscienses.

Con el análisis de los resultados de la encuesta, Cortés Guardado publicó en enero de este año su libro más reciente: Los valores de los jaliscienses, 1997-2017, donde se busca construir “paulatinamente, con base en un conocimiento de actitudes y valores sobre distintos aspectos de la vida social, una imagen comprensiva de la mentalidad y la cultura de los habitantes de Jalisco”.

El investigador organiza el trabajo en dos partes: en la primera aborda los valores básicos subyacentes y en el segundo, los valores acerca de ámbitos particulares. Los “valores básicos subyacentes” son los sistemas de valores finales e instrumentales, y la escala de posmaterialismo y cuestiones importantes de la vida. En los valores particulares analiza la familia, el trabajo la empresa y el mercado, la religión, para rematar con la política.

La obra es breve en extensión (150 páginas), pero representa un esfuerzo titánico para condensar un trabajo mucho más extenso, tanto de reflexión y discusión teórica relacionada con los valores como la de forjar un instrumento analítico idóneo para desnudar el perfil axiológico del jalisciense promedio. Con intenciones comparativas recurre también a otras encuestas levantadas a nivel mundial por expertos, aunque los hallazgos se sustentan en cuatro rondas de la Encuesta Estatal de Valores coordinadas por el autor.

El espacio es limitado para reseñar con amplitud los resultados presentados, por lo que tan sólo tomaré una parte capítulo (el 6) relacionado con la política. Cuando a los entrevistados se les pregunta qué tan importante es la política en su vida, 67 por ciento de ellos reconoce que es poco o nada importante. Esto hace que, a la luz de otras opciones (trabajo, familia, amigos, tiempo libre y religión), sea la más baja. El autor considera que esta actitud hacia la política es un “efecto de la degradación de la política en general, tal y como se percibe en el imaginario social (y) en su sistema de valores”.

De igual manera es posible notar un deterioro de la desafección hacia los partidos políticos. Cuando se les preguntó a los entrevistados si se identificaban con algún partido político, hubo una reducción considerable al pasar de 40.8 por ciento en 1997, a 14.1 en 2017.

Llama la atención que la identidad democrática de los jaliscienses fue a la baja en el periodo estudiados: la frase “La democracia es preferible a cualquier forma de gobierno” pasó de 75.3 por ciento en 1997 a 61.1 en 2017; por su parte, “Puede ser preferible un gobierno autoritario pasó de 6.5 a 22”. Cortés Guardado considera que “puede ser demasiado peligrosa si en el futuro sigue evolucionando de esa manera”. Es también preocupante porque, a pesar de que la democracia siga siendo valorada como la mejor opción, su tendencia va a la baja.

Por último, en la primera edición en 1999 de Los valores de los jaliscienses, la portada mostraba dos figuras de barro usados en los nacimientos: un ángel y un demonio. En la actual edición, se retoma la imagen pero ahora es una variación de una obra del pintor George Bellows, realizada por Isabela Vaidovits Sordo, donde sustituye a los boxeadores por un ángel y un demonio. La cubierta fue diseñada por Avelino Sordo, quien explica que en la escena “no es posible establecer con precisión ganador o perdedor”, aunque el diablo está al ataque.

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JJ/I