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Intempestivo

La economía es la ciencia de cercenar los gastos superfluos
Séneca

La llegada del nuevo frente frío nos obliga a voltear hacia los cambios súbitos del clima. Enredados en el trajín del día a día nos olvidamos del futuro y, con él, de nuestros descendientes. No hemos tomado las medidas necesarias para frenar el tan llevado y traído cambio climático, predicado por unos y negado por otros, si bien creo que los creyentes somos mayoría.

Así las cosas, bajan las temperaturas –inusualmente calurosas para Jalisco para estas alturas del año– y refrescan, aunque sea un poco, el transcurrir de nuestras cotidianas actividades.

Al mismo tiempo nos enteramos por testimonios en redes sociales, así como informativos en televisión y otros medios, del caos climatológico que prevalece en el mundo: deshielo antártico, golpes de calor en Canadá en pleno invierno, nevadas tan intensas en algunas zonas que Estados Unidos que derriban las temperaturas a menos de 40 grados bajo cero.

Todo lo anterior, aunque haya personajes que, como Donald Trump, convenientemente aseguran que el cambio climático no existe, siempre en beneficio de sus negocios, que requerirían de grandes inversiones para alcanzar las normas. Sólo de esa manera cumplirían con los mínimos estándares señalados por las regulaciones internacionales, establecidas para controlar y disminuir los efectos derivados de ese evento que, de seguir haciendo la vista gorda, será irreversible en 10 años.

La verdad desnuda

Circulan en redes sociales videos que se antojan tremendistas, que nos cuentan historias de hechos que están sucediendo, catástrofes naturales en los más diversos sitios del planeta que causan muerte y dejan destrucción y millones de dólares en pérdidas a su paso. Todo como resultado de los excesos cometidos por el ser humano.

La mejor prueba de los daños infringidos al planeta la tenemos en imágenes que muestran mares llenos de productos plásticos que matan miles de animales mermando las poblaciones de muchas especies, bosques –pulmones naturales de la tierra– diezmados por la explotación desmedida, crecimiento indiscriminado de las grandes urbes y mucho más.

En el afán de tener mayores comodidades hemos desarrollado miles de artículos fatalmente mortales para los seres que comparten el mundo con nosotros y de quienes dependemos en gran medida. Vale la pena preguntarse aquí ¿hasta dónde llegaremos antes de tomar conciencia de que está en juego nuestra propia sobrevivencia? Una cuestión para la que no hay respuesta aún. Baste decir que si no efectuamos cambios en nuestro estilo de vida, nuestros descendientes tendrán condiciones cada vez más difíciles para sobrevivir.

Indiferencia

Así las cosas, la indiferencia de nuestros gobernantes, que no muestran interés en promover medidas como la prohibición del uso de artículos de plástico y otros materiales potencialmente contaminantes que tardarán decenas, cientos y hasta miles de años en degradarse, produciendo daños quizá irreversibles al delicado equilibrio de los ecosistemas del planeta.

Más allá de que se diseñen políticas públicas y se impulsen cambios en el estilo de vida de la ciudadanía para controlar y disminuir la contaminación, es importante que se incrementen los presupuestos para emprender acciones que tiendan concienciar a los mexicanos sobre la importancia de modificar nuestros hábitos y que difundan información bien sustentada sobre el cambio climático y sus consecuencias en el corto y mediano plazos.

Sin embargo, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no sólo no ha aumentado las partidas destinadas a esto, sino que las ha disminuido de forma por demás irresponsable, quitándole al tema ecológico toda la relevancia que debería tener. En vez de incrementar en el presupuesto de 2019 las partidas destinadas a estas actividades en la Semarnat lo redujeron 30 por ciento respecto a 2018.

@BenitoMArteaga

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JJ/I