INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Incertezas

Incertezas en la operación de la seguridad. Soldados y marinos tendrán el control de la paz en todos los rincones de la República. El país está en sus manos. La votación unánime por la guardia nacional es la mejor evidencia de que los cuerpos de policía de los anteriores sexenios fueron incapaces de cumplir su misión, tanto los cuerpos de seguridad federales como estatales y municipales. Se corrompieron, pues.

Esa misión de dar seguridad a la población se la pasaron a los militares. El Estado mexicano ha formalizado la entrega de su seguridad a los soldados y a los marinos, por los próximos cinco años. Ahora el pueblo uniformado tendrá que pacificar al pueblo, sin uniforme.

Para el presidente, las fuerzas civiles con las que cuenta para enfrentar la inseguridad son poco confiables; nos ha argumentado que se trata de una solución necesaria y urgente, dolorosa, pero imprescindible, y aclara que el mando de la guardia nacional será civil, pero podría ser nombrado un militar con licencia.

El presidente señaló que en cinco años se tendrá una policía digna. No dude usted que la policía que resulte sea un clon, o sea, idéntica a la guardia nacional.

El estilo de ejercer el poder, que concentra decisiones y reflectores, que señala la agenda, que polemiza diariamente desde las conferencias mañaneras. El presidente es la medida de su política, el ideólogo de su proyecto, tanto para imponer austeridad como para combatir la corrupción.

Se sacuden inercias y hay un clima de incertidumbre. Vivimos en la época de las incertezas. En la época de la sociedad civil cuestionada por criticar.

A los integrantes de la sociedad civil los considera opacos, discrecionales y corruptos, sin matices. Los ciudadanos somos malos, la sociedad civil es corrupta, y los expertos son una punta de mafiosos.

Se ha transformado la manera de estar en los espacios mediáticos y en las redes sociales. El presidente que impugna, denuncia y, muchas veces, predica.

Incertezas al cruzar la línea entre la legalidad y la moralidad, que resulta complicada de entender. Se acusa a servidores públicos que pasaron del gobierno a empresas privadas, lo cual lo ve inmoral, pero no presenta pruebas de ilegalidad. Incertezas al hacer una generalización en contra de las organizaciones de la sociedad civil, que son contrapesos necesarios.

Incertezas por la tensión con el Poder Judicial, sobre todo con la Suprema Corte de Justicia de la Nación que procesa las controversias y litigios en contra del gobierno.

Incertezas en la reorganización social. Después del 1 de julio se dio la derrota contundente del viejo sistema de los tres grandes partidos y el surgimiento de Morena. Se ha anunciado la nueva Confederación Internacional de Trabajadores bajo la dirección de Napoleón Gómez Urrutia, el nuevo sindicalismo bendecido, con una reforma laboral que podría modificar la simulación sindical dominante.

Se aprecia una obsesión para llenar todos los cargos públicos y organismos autónomos con personas de confianza del presidente de la República y de Morena, aunque no sean aptos. Muchos integrantes de la sociedad civil están muy lejos de ser fifís: que no han acumulado nada, sólo libros e ilusiones para cambiar a México.

El presidente está persuadido de que el pueblo bueno ha sido lastimado por todos quienes intentaron hacer algo, antes de su llegada al Palacio Nacional. Al presidente mientras más se le replica, más se enfada. Si alguien se opone a sus ideas, sus argumentos desplazan a cualquier intermediario que pretenda mediar su relación directa con el pueblo. Hay integrantes de la sociedad civil que nunca han tomado nada que no venga de su esfuerzo honesto y su trabajo, y que no intentaron hacerse del poder.

Los problemas de México son tan profundos que nadie debería ser excluido ni quedarse al margen para terminar con todas las crisis que nos duelen. Trabajar en armonía y en paz con el presidente no es fácil, a menos que asumas su decálogo.

[email protected]

JJ/I