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Estado de ánimo

El Estado de ánimo en los niños y los jóvenes se ha vuelto más vulnerable debido a la falta de control de las emociones, lo que provoca actos fuera de orden que incluso ponen en riesgo su vida por una actitud permanente y negativa. Es frecuente observar sentimientos como depresión, tensión, ansiedad, temor, enojo, insatisfacción, angustia, agotamiento, languidez, tristeza, nostalgia, aislamiento como parte de la personalidad de los menores cuando debiera ser de alegría, actividad, seguridad, admiración, socialización, curiosidad, optimismo, paz. Es posible que los padres, maestros y educadores seamos los causantes de la problemática al tener mayor convivencia en momentos de prisa, cansancio, crisis, que se transmiten involuntariamente y que el menor no asimila. Otra razón es la falta de disciplina en los horarios para comer, descansar, dormir e incluso de rutinas como el transportarse, jugar, hacer deporte, estudiar.

Influye la presión que generamos en hacerlos todólogos, llevándolos a cuanta actividad sea posible con el afán de hacer súper niños descuidando la principal responsabilidad que es ser felices.

Adicionalmente la exposición a videojuegos, televisión, redes sociales, generan variación en los niveles de hormonas como la serotonina, progesterona, cortisol. Los jóvenes que heredan o tienen dichos estados de ánimo buscan en lo externo estimulantes que los hagan salir del hueco que se ha generado, llenándolos de alcohol, drogas, sexo, riesgo, apuestas; provocando exaltaciones y euforia temporal.

Cuando los estados de ánimo trastornan el límite de la personalidad se vuelve una enfermedad, ya que la baja autoestima genera inestabilidad social y provoca impulsividad en reacciones exaltadas y descontroladas como la ira en un pleito o la excitación y el arrebato en un festejo. Sus relaciones cercanas se vuelven simbióticas intensas e inestables. Se generan daños como automutilaciones, quemaduras hasta llegar al suicidio que aumenta drásticamente las estadísticas en menores.

Para evitar que ciertos actos repetitivos se transformen en mala actitud, en mal estado de ánimo que llegue a convertirse en una enfermedad de tipo borderline que traiga la medicación con antidepresivos o terapias, se debe educar en el control de las emociones desde niños, prohibiendo berrinches o impulsos destructivos que parecieran inofensivos como poner malas caras y posiciones corporales de enojo, enseñar a controlar la intolerancia a la frustración no satisfaciendo todos sus gustos o necesidades, provocar la convivencia con personas de todas las edades y principalmente de niños y jóvenes contemporáneos que no tengan sus mismas condiciones físicas, sociales, económicas o gustos para fomentar el respeto a la diversidad.

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@Saucedodlallata

JJ/I