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Festivo

Terminó el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) y dejó un tiradero.

Además de tachar de racista a Cri Cri, el grillito cantor, el vocalista de Café Tacvba, Rubén Albarrán, se quejó del resultado final de Hoppo! sin rumbo, el documental de su proyecto paralelo. El director de la cinta se esfumó y probó las consecuencias de tratar con un rockstar, aunque dicho sea de paso, la cinta, con mal sonido, imágenes defectuosas y una edición hecha a tijeretazos, no merecía menos.

Pero el verdadero fango del festival llegó el jueves durante el estreno del documental La Revo: Sing a song of love. A media película dejó la sala Antonio Cruz, baterista de La Revolución de Emiliano Zapata, quien se hizo de palabras con el productor y tuvo un roce físico con el director, debido a que no le pareció que la película estuviera centrada en la figura de Javier Martín del Campo, guitarrista de la banda y autor de Nasty sex.

Al baterista se le señala como el responsable de promover que la banda dejara al rock y se fuera a las baladas. El ego, la vanidad y la envidia son los peores enemigos de los músicos tapatíos, eso expone el documental que habla de una banda que pudo ser y se quedó en el intento.

Algo de eso deberían aprender los integrantes de Porter, que en la semana, por "estar malitos", cancelaron actividades de promoción de su nuevo disco que saldrá en mayo. Deberían ver el documental de La Revo.

Mientras se vivían estos festivos momentos en Guadalajara, en Europa, Spotify demandó a Apple por competencia desleal. La sangre está a punto de llegar al río.

En su respuesta Apple afirmó que Spotify se ha beneficiado por su distribución en Apple Store y no ha contribuido a la plataforma, esto es, todo quieren. La acusación fue más allá y la compañía estadounidense destacó que los suecos pagan cada vez menos dinero a los músicos. Comenzó así la madre de todas las batallas por la supremacía del streaming, ¿y los artistas? Bien, gracias.

DA/I