El agua: ¿mercancía o bien natural común?

El 22 de marzo fue el Día Mundial del Agua. Es otra de esas fechas que les gusta poner a los organismos multilaterales como la UNESCO o la ONU y que luego básicamente sirven para que algunos gobernantes se tomen la foto o hagan alguna declaración en torno al tema.

La propuesta para declarar el Día Mundial del Agua se presentó a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992. Se aprobó y empezó a celebrarse a partir de 1993, hace un cuarto de siglo. Muchos jóvenes podrían decir hoy lo mismo que en 2011 les dijo la estudiante de 21 años Anjali Appadurai a los representantes de los gobiernos reunidos en Durban (Sudáfrica) en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima: “Llevan negociando desde que nací…en todo este tiempo han incumplido compromisos, se han quedado lejos de los objetivos fijados y han quebrantado promesas”.

Y así, a nivel mundial desde 1992 de manera especializada y científica como también les encanta decir; presumiendo de los avances tecnológicos al respecto se ha discutido y discutido hasta el cansancio el tema del agua. Y seguramente se seguirá discutiendo y documentando el problema. En la agenda de la ONU y en la de todo tipo de gobiernos el tema del agua se mantendrá, pero me temo que, antes que encontrar solución, el problema del agua seguirá agravándose en tanto que se siga considerando al agua como una mercancía y no como un bien natural común que hace posible la vida de todas las especies que habitamos este mundo.

Para el caso de Jalisco podría decir algo similar a la palabra de Anjali: llevamos cinco o seis décadas hablando de limpiar las aguas del lago de Chapala, del río Santiago y de la laguna de Cajititlán, por mencionar tres ejemplos paradigmáticos que ayudaban a explicar la buena vida que teníamos en esta porción del sistema-mundo. Durante este tiempo todos los gobernadores y presidentes municipales que han ejercido y ejercen el poder han prometido el rescate de estos cuerpos de agua.

En los discursos políticos y científicos al respecto predominan dos planteamientos que en mi opinión son contradictorios: la supuesta escasez del agua y la necesidad de sanear la que utilizamos. Contradictorios porque a la vez que nos siguen machacando que hay escasez de agua, ésta se le sigue proporcionando en grandes cantidades a las industrias de bebidas gaseosas y alcohólicas y a la minería que nos están produciendo grandes problemas de salud. Contradictorios también porque cuando se dice que hay que tratar (limpiar) y reusar las grandes cantidades de agua que ensuciamos, pensamos de inmediato en que esto es “una oportunidad de negocio” y entonces lo social-ambiental queda sometido a un criterio de ganancia. Si no es negocio, si no produce dinero, entonces no se hace.

Este sistema nos tiene atrapados en un círculo perverso en el que estamos perdiendo, de manera lenta, muchas vidas humanas y de otras especies. Se sigue repitiendo automáticamente que el agua es vida, pero en virtud de la ganancia, la dedicamos a actividades “productivas” que ponen en riesgo nuestra salud. Quienes la ensucian con materiales tóxicos imposibles de eliminar con una simple planta tratadora no se hacen responsables porque no quieren perder un solo centavo de sus ganancias, pero sí están de acuerdo en hacer negocio con el agua evidenciando que la consideran como una mercancía.

Desde hace un buen tiempo tenemos el conocimiento y la tecnología suficientes para resolverlo y evitar los conflictos sociales en torno al agua y, para de menos, haber contenido el problema si de verdad hubiera interés en resolver los problemas que va creando el propio sistema. Sin embargo, la realidad es otra. Un cuarto de siglo después de haberse instituido el día del agua, en nuestro país, uno de cada 10 mexicanos carece del acceso suficiente al agua potable; la mayoría de nuestros cuerpos de agua están con algún grado de contaminación y una gran cantidad de nosotros nos vemos obligados a consumir agua embotellada.

PD. ¿Sabía usted que en el municipio de Juanacatlán ya están iniciadas las obras para construir una planta termoeléctrica, tres veces más grande que la de La Huexca, en Cuautla, Morelos, misma que le costo la vida a Samir Flores Soberanes el 20 de febrero?

[email protected]

da/i