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Ciclos y felicidad

La vida está llena de ciclos, la misma vida es un ciclo que inicia y termina con toda seguridad. Entonces debemos educar para iniciar etapas y culminarlas porque será una constante en la vida. Abrir y cerrar amistades, negocios, trabajos, estudios, etapas de la vida, amores, enfermedades, viajes, hijos, padres.

El primer paso para aprender a cerrar ciclos es aceptar que existirán siempre. El segundo paso es reflexionar sobre lo que se desea, se pretende o se anhela en la vida porque entonces habrá que tomar decisiones importantes y trascendentales que implicarán renuncias a cambio de lo que se pretende. Toda renuncia implica una pérdida forzosamente porque no siempre se puede tener todo a la vez. El tercer paso al poner un punto final es atender la nueva frase, el nuevo párrafo, mirar con entusiasmo y pasión el futuro con una actitud positiva llevando nuevas acciones con la intención de avanzar hacia esa visión de futuro.

En ocasiones, el apego a una hermosa experiencia o a una mala vivencia nos hace anclarnos a un pasado que lo único que provoca es ansiedad y depresión por no poder seguir avanzando en el porvenir de la propia vida.

Aquí surge la cuarta habilidad que es poder recordar sin necesidad de sufrir, ya sea lo que se extraña por bueno o lo que se detesta por malo, aprender a crecer, a evolucionar, a capitalizar experiencias para fortalecer la propia vida.

La quinta habilidad será enfrentar una realidad sin evadir, sintiendo en el alma, en el pensamiento e incluso físicamente el dolor de dejar atrás y luego decidir dejar de sufrir para abrirse al gozo a la esperanza y la nueva expectativa.

Tratar de racionalizar y encontrar explicaciones a lo que no lo tiene se vuelve una enfermedad que ciega que no permite una clara visión, por lo que es importante dejar que el cuerpo sin explicación viva un duelo con dolor y sin culpabilidad por un breve tiempo para cerrar el círculo. Abrir la mano para soltar lo que estorba nos permitirá tomar nuevamente lo mejor que viene.

Enseñar a nuestros hijos y alumnos a irse desprendiendo en cada una de sus etapas de vida, de sus amigos que ya no lo son, de sus novias que no le pertenecen ya, de sus niveles de estudio, de sus gustos que algún día fueron, de sus buenos o malos trabajos y negocios, e incluso desprenderse de los propios hijos y de uno mismo como padres, permitirá sumar a la felicidad porque quien no cierra círculos no abre nuevos que le darán felicidad.

Twitter: @Saucedodlallata

JJ/I