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Herencia

El primer paso de la ignorancia es presumir de saber
Baltazar Gracián

Hartas reacciones han provocado las cartas enviadas al soberano español y al dirigente de la Iglesia católica por Manuel López –así se refieren al presidente López Obrador en la televisión española–, según lo difundió él mismo durante una de sus mañaneras conferencias de prensa.

De acuerdo con sus dichos, AMLO habría enviado, el 1 de marzo, las misivas en las que solicitaba a ambos líderes que pidieran perdón a México “por las atrocidades cometidas durante la Conquista, que fue llevada a cabo con la espada y con la cruz”, dijo.

Las reacciones no se hicieron esperar, comenzando por la del gobierno español que lamentaba que el presidente mexicano hubiera hecho pública la carta y respondió con una tajante negativa a la descabellada petición.

Después ha circulado un comunicado, aparentemente del propio rey Felipe VI, en el que señala que por aquellos entonces no existían como naciones ni España ni México, por lo que no procede la petición.

Un poco de historia

Un texto que circula igualmente en redes sociales señala que fueron los llamados reyes católicos, Fernando II e Isabel I de Aragón y Castilla, quienes financiaron la expedición de Cristóbal Colón y, posteriormente, enviaron sus ejércitos bajo el mando de Hernán Cortés a conquistar las tierras descubiertas.

Fue Carlos V, hijo del emperador Felipe El Hermoso con Juana La Loca, hija de los reyes católicos, quien, ante la incapacidad de su madre, heredó los reinos de Castilla y Aragón a la muerte de su padre en 1516, y consiguió unificarlos en un solo Estado junto con León, Navarra y todos los demás reinos menores de la península ibérica, convirtiéndose en Carlos I, ahora sí, de toda España en 1528.

Para más inri, hay registros de que España ha ofrecido disculpas en varias ocasiones a los pueblos originarios por los excesos cometidos durante las épocas de la Conquista y la Colonia.

Otro poco de historia

El 15 de septiembre de 1908 arribó al puerto de Veracruz, en tierras mexicanas, un matrimonio con tres criaturas provenientes de España. El capitán del barco no les permitió abandonarlo hasta un par de días después, ya que, durante los festejos del Día de la Independencia, muchos mexicanos de entonces cometían cualquier cantidad de atrocidades contra cualquiera que acentuara la pronunciación de la zeta.

Semanas después, don Melquiades y doña Nicasia llegaron a la Ciudad de México y, tras muchas penurias, obtuvieron empleos que les permitieron asentarse y consolidar a su familia. Vinieron nueve hijos más, que sumaron 12 con los tres llegados de ultramar, aunque, al final, sólo sobrevivieron seis.

A mucha honra

Aquellos españoles son mis abuelos, gente de bien y trabajadora, que pronto prosperó y logró reconocimiento y respetabilidad notables en la Ciudad de México, que les valieron el respeto y cariño de vecinos, amigos y familiares.

Ese parentesco directo permitió que mi familia obtuviera la nacionalidad española bajo la Ley de Memoria Histórica, ostentando así la doble herencia: la de nacimiento, legado de nuestro padre marcada por la sencillez, honestidad y tenacidad de los antiguos mexicas que llevamos con el orgullo, y la de nuestros antepasados llegados desde Salamanca y Navarra, en la península ibérica, ejemplo también de esfuerzo, tesón, honradez y bonhomía. Herencia que portamos a mucha honra.

El texto maldito

No sé si existe en calidad de manual o es sólo un texto, pero tengo la certeza de que hay un listado de reglas, pasos, sugerencias o algo parecido que sirve de guía para aquellos que emprenden el camino de la conquista del poder a través del populismo.

Hasta ahora, Manuel López Obrador va siguiendo los pasos conocidos de ese texto maldito que impone a quienes logran el poder, entre otras cosas, promover la división entre los ciudadanos de sus países. La conclusión es clara y contundente: el episodio de las cartas es un motivo más de separación, ya veremos hasta dónde llevan la polarización.

@BenitoMArteaga

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JJ/I