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‘El Chaparrito’ campeón

Hace unos días, un camión me recordó la impermanencia de la vida y lo fugaz de la existencia. Vi la vida pasar con una lámina que quedó frente a mis narices de fisonomía etiquetada como chata.

Por eso no quiero dejar pasar más tiempo sin reconocer a mi primer maestro de deportes. Un hombre de ascendencia asiática, quien no mide más de 1.60 metros, suficiente altura para ser lo que se quiera ser sin importar las etiquetas que a veces conllevan el biotipo de algún deporte.

Así, el Chaparrito, como lo conocen, fue de niño seleccionado estatal de marcha y salto de longitud en los tiempos en los que los selectivos no estaban bien organizados. De joven fue basquetbolista, y ya de adulto un seleccionado de boliche. Siempre me enseñó que más que un físico, la disciplina te lleva a la meta.

También aprendí, a través del deporte, mucho sobre respeto y tolerancia, basta decir que siendo él aficionado de los Leones Negros, terminé amando ir al estadio como aficionada del Atlas. Me echó porras sin importar que dejara los años de gimnasia artística por el basquetbol, los clavados, la natación, el triatlón o lo que me entusiasmara aunque fuera sólo por un verano.

En unos días cumplirá años mi padre y, como sucede con las fechas conmemorativas, se convierten en un pretexto para rendir honor a quien debería agradecerse siempre, en mi caso, de por vida.

No todos tienen la fortuna de tener un padre, e incluso muchos que lo tienen está lejano porque aún viven con ese rol de que el padre debe ser el sostenedor que se olvida de convivir emocionalmente con sus hijos. Los estudios más recientes reconcilian el rol del padre como una figura de apego, del mismo nivel del que siempre ha sido la madre.

Los estudios también revelan que los niños que crecen sin padre no necesariamente van a tener problemas emocionales, porque hoy en día, en los hogares en los que los padres biológicos están ausentes, el cuidado de la madre y demás familiares son alternativas perfectamente válidas para criar un niño sano en todos los aspectos.

Bien valdría la pena revalorar el papel de los padres como ejemplo de formación, como en mi caso y el de mi hija, que con su papá, un basquetbolista, atleta y ciclista extremo, ve a su primer ídolo y súper campeón como figura para inspirarse a ser mejor.

@PatyPenia

 JJ/I