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QUINTO PATIO

Empezaba a caer la tarde cuando colocaron las primeras veladoras y las encendieron. Ahí, donde este jueves fue atropellada y acuchillada salvajemente, por su marido, la joven Vanesa Gaytán. Ahí, a un lado de Casa Jalisco. Ahí, donde llegaron mujeres con flores y mantas. Ahí, donde también fue embestido por el vehículo del agresor y lesionado un policía que escuchaba a Vanesa. Ahí, lugar en que otro escolta actuó con rapidez y baleó al feminicida, quien murió un rato más tarde. Espacio de luto, de vigilia, de solidaridad, de denuncia, de dolor colectivo y exigencia enérgica de impedir que avance la violencia contra las mujeres.

El secretario general de Gobierno, Enrique Ibarra, y el fiscal general Gerardo Octavio Solís se acercaron y respondieron cuestionamientos. Después Alfaro salió unos minutos de Casa Jalisco. Las manifestantes le exigieron respuestas. Lo increparon. “¡No queremos palabras, queremos acciones!”. “No más feminicidios”, se leía en una de las mantas. Familiares mostraban fotos de mujeres asesinadas. Las órdenes de protección no están funcionando, le reprocharon. “Vamos a hacer lo que tenemos que hacer, cuentan conmigo”, acotó el gobernador. ¡Prométalo!, le reclamaron. Alfaro dio media vuelta y regresó a Casa Jalisco. Los gritos, consignas y reclamos continuaron retumbando. “Si no sirven, renuncien”, demandó la familiar de una víctima.

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Horas antes, en otro tono, distinto al usado por Alfaro en sus declaraciones del viernes, la autoridad estatal dio a conocer “acciones inmediatas” para crear condiciones que garanticen una vida libre de violencia a las mujeres de Jalisco. “Hay mucho trabajo por hacer en la manera en cómo se aplican los protocolos de atención cuando una mujer acude ante la autoridad a denunciar actos de violencia por parte de su pareja o cualquier otro hombre como fue el caso de Vanesa”. Entendemos que las medidas de protección que se implementan en conjunto con los diferentes órdenes de gobierno “no están dando los resultados que se esperan”, reconoció el gobierno estatal.

En un comunicado, el gobierno estatal enlistó lo que ha realizado “de manera transversal para garantizar que estas cosas cambien”, y detalló acciones que emprenderá, tanto inmediatas (como actualizar diario, en el Centro de Justicia para Mujeres, la información relacionada con la violencia de género, registrándose las medidas dictadas, quién las dictó, a quién se dirigieron y una evaluación preliminar del grado de riesgo), como a mediano y largo plazo (entre ellas crear grupos o comisarías especializadas por municipio para atender a las mujeres con base en los protocolos de atención internacionales y el seguimiento a las órdenes de protección emitidas).

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Ataque: Carlos Meza Viveros, vocero del candidato de Morena a la gubernatura de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, asegura que Alfaro desvió 200 millones de pesos del erario para financiar una “campaña negra” contra el morenista. Sostuvo que a las empresas Indatcom, La Covacha, Gabinete de Comunicación y Euzen Consultores (las chiquiadas de Alfaro, pues) se les contrató para que produjeran bots y divulgaran notas falsas contra Barbosa, para que repunte el panista Enrique Cárdenas.

Contraataque: el gobierno de Jalisco negó categóricamente formar parte de una guerra sucia en la elección de Puebla, aseguró la administración jalisciense. Nos deslindamos (en plural) de esos señalamientos, subrayó en un comunicado. Y remató: “El gobierno de Jalisco y el gobernador no están inmiscuidos en el proceso electoral del estado de Puebla”. (¿Habrá recontra ataque poblano?).

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¿Qué sucedió a Salvador Caro, coordinador de los diputados de Movimiento Ciudadano? Sucede que el legislador quiso acabar con las cuotas partidistas en el nombramiento de magistrados y se metió en un callejón sin salida con su propuesta. Tuvo, debió, necesitó, se vio obligado a dar la cara a través de un video para aclarar que su propuesta de que el gobernador Enrique Alfaro interviniera en el nombramiento de los magistrados era sólo de él, de Caro. Que el mandatario no lo había enviado. Y aunque es difícil de creer (desconfiados que somos), cabe la hipótesis de que se hizo por aquello de que quizás pegaba la idea. Por ahora, Caro medio metió frenos, que chirriaron y arrojaron humo.

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