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Niños de élite

Es día de festejo para los niños y niñas de México, por ello la reflexión en el deporte de alto rendimiento al que acceden muchos menores que apenas comienzan a crecer y ya son considerados de élite como sucede en las delegaciones que viajan a partir de este miércoles a la Olimpiada Nacional Infantil y Juvenil.

¿Es sano dedicar la infancia y la adolescencia al deporte?, es la pregunta que ronda entre los padres.

Hay casos afortunados, claro, como el de Paola Espinosa, que sólo habla bondades de su paso por el deporte de élite aunque sufrió mucho al dejar a su familia a los 9 años.

Pero también los hay mucho menos felices, como el de los ciclistas que terminaron en prisión por haber abusado de un compañero tal como dicen ellos lo sufrieron en su juventud.

 A nivel internacional sorprendió alguna vez la declaración de Nadia Comaneci, que paralizó al mundo con su actuación en los Juegos Olímpicos de Montreal 76, en los que alcanzó la perfección, para luego escapar del régimen comunista de Ceacescu. Todo aliñado con una adolescencia cargada de problemas deportivos puesto que a los 17 años acusó un teórico sobrepeso (eran sólo las curvas de la pubertad), enemigo principal de la gimnasia.

¿Es una suerte o un error triunfar tan pronto? Y, lo que es más inmediato, ¿cómo afecta el entrenamiento de élite al niño o al adolescente durante su crecimiento? Aunque especialistas refieren que depende del tipo de ejercicio que se practica lo importante es que no pierdan el gusto, la diversión y la posibilidad de que pueden alcanzar sus sueños.

Cuando Germán Sánchez comenzó a despuntar a los 14 años como olímpico, quizá no dimensionaba todo lo que vendría  hoy es un veinteañero al que comienzan a cobrarle factura las lesiones de toda una década de exprimir el cuerpo por subir al podio olímpico, aún así, no le he preguntado directamente, pero casi estoy segura que dirá que valió la pena y que como mucho nunca fue un sacrificio el deporte porque es lo que ama.

Hay disciplinas en los que es inevitable dar grandes cargas a los pequeños, como en clavados, gimnasia o nado sincronizado, en el que Nuria Diosdado a los 14 años ya entrenaba en promedio unas 10 horas diarias.

Igual transcurre la vida de la también deportista de élite como los de marcha, natación y triatlón en los que los padres son un impulso base, conozco a muchos que invierten dinero, esfuerzo, pero sobre todo motivación para mantener las largas horas de entrenamiento que requiero un niño de 10 años al que le faltan al menos tres más para entrar al circuito de competencias federadas.

Eso es lo que sucede en la práctica, pero, teóricamente, ¿cuándo podemos dejar que un niño se entrene intensamente ante un reto deportivo? La pregunta es fácil, basta preguntarles a ellos si es lo que aman y si es así darles todo un respaldo nutricional, técnico, médico, pero sobre todo de fuerza emocional familiar.

@PatyPenia

JJ/I