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Reflexión sobre el Día del Trabajo

El 1 de mayo celebramos el Día del Trabajo, una conmemoración de la lucha que hicieron los movimientos de trabajadores alrededor del mundo en la transición del siglo 19 al 20 por conquistar derechos que hoy damos por sentados, como la jornada laboral de ocho horas o las vacaciones pagadas.

Es una buena oportunidad para reflexionar sobre cuál es el futuro del trabajo conforme nos acercamos al primer cuarto del siglo 21.

Para hacer esta reflexión planteo tres preguntas: por qué, en qué y cómo trabajamos.

Por qué trabajamos. ¿Se han preguntado esto alguna vez? Cada persona tiene una relación distinta con la idea de trabajo, pero en general en alguna medida todos lo hacemos por dos razones: para ganar dinero y para realizarnos como personas. Algunos dicen que el secreto de la felicidad está en poder dedicarse algo para lo que seamos buenos, nos guste, sea útil y nos genere un ingreso.

El trabajo es una parte tan fundamental de nuestra identidad que es un derecho reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los gobiernos de todos los países miden la tasa de empleo o desempleo como un indicador clave del éxito.

En años recientes el avance acelerado de la automatización de tareas humanas ha detonado que imaginemos escenarios futuros en los que las máquinas inteligentes hagan tantas de las tareas que hoy hacemos que las personas tengamos menos trabajos. La clave para evitar una crisis de desempleo y pobreza estará en distribuir mejor la riqueza a través de mecanismos como los impuestos a los robots o el ingreso básico universal.

En qué trabajamos. ¿Cuántos de ustedes aplican hoy lo que estudiaron en la universidad? El sistema educativo actual se creó en un tiempo en el que uno podía hacer una carrera y vivir de ella toda la vida. En años recientes es común escuchar que “más de la mitad de los niños de hoy tendrán trabajos que hoy no existen”.

Entre el siglo 19 y el 20 la Revolución Industrial detonó un desplazamiento masivo de trabajos rurales a trabajos urbanos que modificó el mercado laboral en 70 años. La evolución de la tecnología en las últimas décadas genera una revolución tras otra y redibuja el mercado laboral cada 10 años o menos. Piensen cómo han cambiado las opciones de trabajo desde mediados de los 90, cuando arrancó la burbuja punto com y luego a mitad de los 2000, cuando arrancaron las redes sociales.

El reto a futuro estará en tener modelos educativos más flexibles que rígidos, más orientados a las habilidades que a las materias y carreras, más enfocados en un aprendizaje continuo que en programas largos. El trabajo y la educación necesariamente dejarán de ser mundos separados y se entrelazarán. Aprender trabajando y trabajar aprendiendo.

Cómo trabajamos. La era del trabajo industrial está llegando a su fin. Adiós a checar tarjeta y estar presente en una oficina ocho horas cinco días por semana. Adiós a dedicar 100 por ciento del tiempo a trabajar como empleado de una sola empresa. Adiós a los puestos de trabajo con roles y objetivos claramente definidos.

El modelo de trabajo del futuro lo están definiendo los freelancers y emprendedores, y de a poco lo adoptan las empresas: trabajar con horarios flexibles, desde distintas ubicaciones, diversificando las fuentes de ingresos y desarrollando habilidades blandas que permiten adaptarse rápidamente a las tareas que exige un entorno en continuo cambio.

Si los empleos se vuelven de tres días a la semana, los trabajadores pueden combinar varias actividades, alternando entre aprender, emprender y freelancear en plataformas digitales.

No hay duda de que en 30 años seguiremos celebrando el Día del Trabajo, pero quizás el trabajo que conmemoremos será algo muy distinto de lo que tenemos hoy.

@ortegarance

JJ/I