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El trauma psicológico

De acuerdo con el DSM-5, el trauma es definido como cualquier situación en la que una persona se vea expuesta a escenas de muerte real o inminente, lesiones físicas graves o agresión sexual, ya sea en calidad de víctima directa, cercano a la víctima o como testigo.

La situación actual en nuestra sociedad jalisciense en materia de inseguridad y violencia de género ha llevado a la exposición de micro traumas de manera constante, ya sea en vivencias cercanas como experiencias personales o a través de los medios de comunicación; esta exposición conlleva a trastornos mentales como la depresión y ansiedad, la falta de confianza en nuestras autoridades y otras repercusiones bio-psico-sociales traducidas en ausentismo laboral, enfermedades, accidentes, homicidios y algunos de estos casos terminan en suicidio por la falta de apoyo integrativo como lo psicológico y legal.

Cuando se vive un trauma, no sólo se experimenta un malestar psicológico, sino también somático como problemas digestivos, disfunciones sexuales, migrañas, fibromialgia, dolores crónicos, etcétera.

Entonces, ¿cuál sería la contrapartida ante el contexto actual como nacimiento de un trauma psicológico?

Podemos hablar de algunos componentes como la integración familiar, la educación y la autonomía económica para empezar, sin embargo, cuando el trauma se encuentra latente o manifiesto, ¿qué se debe hacer? La respuesta se debe centrar primeramente en crear un ambiente de empatía para generar la confianza suficiente y recomendar la asesoría psicológica con personal capacitado en trauma psicológico, puesto que la víctima intenta evitar los estímulos que de uno u otro modo le recuerdan al trauma. Se produce también un embotamiento de la capacidad de reacción de la persona, que puede no recordar aspectos importantes del trauma, dejar de sentir interés por actividades que antes motivaban, tener una sensación de desapego o enajenación frente a los demás, sentirse incapaz de experimentar sentimientos de amor y tener la sensación de que no tiene futuro ni expectativas de una vida normal.

El trabajo terapéutico debe ser la resignificación del trauma ya que no puede simbolizarse por sí mismo, por ello se vuelve un fantasma, siempre retorna al mismo lugar, al mismo escenario donde se traumatizó. Se le debe explicar a la persona que los cambios son paulatinos y que hay que trabajar con objetivos para desarrollar su capacidad de adaptación; le debe quedar claro que la terapia será una reconstrucción desde la vivencia del trauma hasta la resiliencia.

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da/i