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Grupo alfarista: ¿fractura?

¿Dónde está aquel grupo compacto de jóvenes políticos que en 2005 dejó las filas del PRI en busca de nuevas aventuras que los llevó no sólo a sumar a varios partidos en torno suyo –Convergencia y PRD–, sino a apropiarse de la franquicia del primero, que renació bajo el nombre de Movimiento Ciudadano y que los llevó a sumar éxitos electorales en Tlajomulco, primero, y Guadalajara, después?

¿Dónde está ese grupo compacto que abrió espacios a otros políticos frustrados, decepcionados o enojados porque en los partidos donde tenían larga militancia no les dieron la oportunidad o luego de disfrutar las mieles de la gloria huyeron cuando vieron que se hundían y buscaban seguir mamando del presupuesto público?

Este grupo compacto, de la mano del Grupo Universidad y su jefe, Raúl Padilla López, y del brazo del PRD llegó al poder cinco años después –en 2010– cuando obtuvo la alcaldía de Tlajomulco con Enrique Alfaro a la cabeza, para desde ahí comenzar un proyecto que hoy los tiene con el gobierno del estado, las alcaldías de la zona metropolitana y de varios municipios más, gracias al empuje que les dio en su momento el gobernador panista Emilio González Márquez, con quien hasta hoy mantienen una férrea alianza que se evidencia en la gran cantidad de cargos que los emilistas tienen en el gobierno alfarista.

Hoy, aunque digan lo contrario, este otrora grupo compacto está fracturado, sin rumbo claro, desconcertado, con los aliados de ayer deslindándose hoy o, incluso, traicionándolos, en busca de ser ellos quienes ahora jueguen para sus intereses y desconociendo el apoyo recibido. Y es que cuando la cabeza anda mal, lo demás sobra decir cómo está.

Sin una figura como la de Alberto Uribe que jugó un papel clave en el andar del grupo los primeros años y que decidió romper con él por fuertes y hondas diferencias con el jefe político en la antesala de saborear las mieles de obtener la gubernatura, el resto parece que decidió dirigir la mirada hacia sus propias responsabilidades que tampoco saben cómo enfrentar con éxito.

El augurio del ex alfarista Esteban Garaiz, de que las elecciones de 2021 serán la antesala para que en 2024 el partido Movimiento Ciudadano pierda el registro nacional, tiene hoy el contexto para que sea una realidad cuando los escándalos han marcado el inicio de la gestión de Alfaro Ramírez al frente del Ejecutivo estatal, y sus aliados hoy en las alcaldías no encuentran la salida.

La ausencia de una figura como la del senador Clemente Castañeda, dedicado a sacar adelante a su partido MC como dirigente nacional, también se resiente en el grupo, pues poco puede hacer Ismael del Toro si su primera obligación es atender la alcaldía de Guadalajara que recibió prácticamente sin recursos económicos, y tratar de poner orden al interior de su estructura municipal, al tiempo de sostener una ruptura total con el coordinador de los diputados alfaristas, Salvador Caro, quien ha decidido aliarse con el munícipe zapopano Jesús Pablo Lemus, quien enfrenta situaciones internas turbulentas por sus propias torpezas reflejadas en los cargos millonarios que le ha impuesto la Auditoría Superior, por culpa de su jefe de Gabinete, Juan José Frangie, y por los “graves errores” de la empresa Indatcom, amén de que es de los aliados de Alfaro que han comenzado a marcar su distancia y enfilarse hacia la libre.

Y la cereza del pastel la puso el alcalde de Tlajomulco, Salvador Zamora, quien culpó a los gobiernos municipales que le antecedieron de haberle dejado una corporación policiaca destrozada, sólo que sus antecesores fueron Alberto Uribe, Ismael del Toro y Enrique Alfaro, todos ellos del partido Movimiento Ciudadano al que él también pertenece.

¿De veras será que el grupo compacto alfarista comienza hoy a hacer agua?

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I