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Soslayar a las víctimas

El momento de presumir los resultados en materia de seguridad no ha llegado. Este sábado el gobernador llamó a los medios de comunicación y a la sociedad a ver los avances, en vez de enfocarse en todo aquello que está pendiente. Pero sería difícil hacerlo a su manera.

Si en mi colonia o en la de junto matan a alguien cada ocho días y todo se sabe al respecto, es difícil adoptar la cosmovisión optimista del gobernador Enrique Alfaro.

No es que los homicidios sean por sí mismos un indicador de la inseguridad, pero todo lo que implican en un contexto de mafia y corrupción los convierte en la expresión última de una cadena de ilícitos y problemas sociales sin resolver.

Para voltear a ver la esperanza resplandeciente se necesita cambiar la percepción popular de inseguridad, abolir el miedo a salir a la calle a cualquier hora del día, la oración de la madre para que a su hijo no le vayan a hacer nada saliendo de la escuela, el frasco de gas pimienta en la bolsa, la necesidad de enjaularse con barrotes en puertas y ventanas.

Entonces la gente dirá: “¿recuerdas cómo nos daba terror pasar por la casa donde vendían droga, que hasta los policías iban por su moche?”.

Por ahora, lo más honesto es admitir que hay mucho por hacer y enfocarse en todo lo que falta al dar la cara ante la sociedad, decir exactamente qué es lo que está fallando y cómo se está trabajando para remediarlo.

Uno no va al médico a decirle todo lo que tiene bien: “Fíjese que tengo muy buena visión, digiero muy bien la comida y mi capacidad pulmonar es excelente”. En cambio, uno va porque algo está fallando y al realizar el examen él o ella pregunta qué te duele, desde cuándo, cómo empezó. Además da instrucciones precisas y claras de todo lo que hará como parte del tratamiento, qué medicamentos se deben tomar y qué actividades se deben realizar.

Así el gobierno del estado debe mantener a la población al tanto de las labores que está realizando, no limitándose a decir que han tenido operativos en Colotlán y en Lagos de Moreno, sino decir exactamente por qué, qué está pasando, cuáles son las labores de investigación y cuáles son las labores preventivas. No se necesita información exhaustiva y técnica que pudiera poner en riesgo las operaciones, pero sí clara y concisa.

Esa misma estrategia de informar a la gente favorece la transformación de la percepción porque tienen la opción de confiar en las autoridades y en lo que están haciendo. No significa que lo harán, pero una comunicación transparente es una posibilidad más de incrementar la opinión favorable de la ciudadanía.

En cambio, al momento de informar de un delito que ha mantenido su incidencia de una manera sostenida, como lo es el robo a transeúnte, la actitud es justificar que están investigando si pudiera tratarse de una situación relacionada con la reclamación de seguros de teléfonos celulares por parte de los usuarios.

Es un ejemplo de un delito para el cual la Fiscalía Estatal no tiene todavía una explicación cierta de su comportamiento.

Otro ejemplo es la disertación acerca del origen de la mayoría de los homicidios dolosos, similar en el discurso del gobernador y del fiscal Gerardo Octavio Solís Gómez en cuanto que la mayoría de las personas asesinadas estaban involucradas en algún tipo de delito, principalmente venta ilegal de narcóticos. Sus familiares, como los dos niños baleados que murieron la semana pasada, están en una situación de riesgo debido a las actividades ilícitas que realizan, dijeron los funcionarios.

Pero están soslayando que en el momento de ser atacados se convierten en víctimas a pesar de sus errores.

@levario_j

JJ/I