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En El Campanario nadie supo del horror

Con cuidado. Las labores de rescate de los cuerpos se hacen con el auxilio de varios ingenieros, para que el talud de la fosa no se desmorone y sepulte a los peritos. (Foto: Mónika Pérez Neufeld)

El horror habita en el barrio, pero de ahí no sale ni un solo rumor. Ni el tortero, ni el tendero, ni la tortillera vieron algo extraño, no escucharon nada; tampoco sospecharon lo que sucedía en la finca marcada con el número 179 de la calle San Antonio, en la colonia El Campanario, donde hasta ayer se habían desenterrado los cuerpos de 30 personas.

Un minicargador lleva hacia un camión la tierra húmeda extraída del interior de la casa. Deposita el bulto con unas sacudidas. Esa tierra cubrió los cuerpos que yacían en la fosa clandestina.

Cualquiera diría que se trata de una obra de construcción, pero desentonan en ese escenario los militares, los peritos, los muchos policías que resguardan una edificación cuyo cancel está pertrechado con láminas y una hiedra que creció hasta cubrir una puerta y las ventanas de la segunda planta, de la que sólo sobresale un balcón blanco.

Los peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) siguen con su trabajo. Llegan unos militares con refrescos y bolsas de botanas. De repente se forman remolinos que arrastran el olor a putrefacción que los vecinos dicen ya no soportar.

Pero lo vecinos no prefieren no decir demasiado sobre el tema. “¿Qué?”, dice una persona que tiene su pequeño comercio sobre la calle Campanario cuando se le pregunta. “Allá adelante le van a decir los militares”, y dirige con la cabeza hacia el sitio de la escena del crimen.

Tal vez tiene miedo o en verdad ignoraba las actividades que se desarrollaban en una calle que era “muy tranquila”.

“¿Vieron gente armada?”. Los vecinos niegan con la cabeza. “¿Observaron algo sospechoso?” Pierden la mirada en el cielo. Todos dirigen la mirada hacia los militares. Si saben algo, no lo van a decir.

Lo que no puede negarse es ese olor característico de la muerte que llega en pequeñas dosis, leves golpes. Luego sopla el viento y se esfuma. Es una constante que por lo menos lleva cinco días, afirman los habitantes de la zona.

También se suman curiosos. Hay quienes bajan la velocidad de sus vehículos e incluso sacan la cabeza por la ventanilla para cazar algún detalle.

Es domingo, es día de descanso y hay tiempo para detenerse a curiosear. Esto disgusta a los militares, quienes piden a los curiosos que se retiren porque ampliarán el acordonamiento. “Nada de prensa, nada de prensa”, agregan, mientras uno de ellos coloca la cinta amarilla desde un bolardo hasta la protección de una ventana.

Cifras. Entre el sábado y el domingo localizaron tres cuerpos más, con lo que ya suman 30 las personas encontradas.
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En la finca el personal continúa trabajando.

Dadas las condiciones de inhumación, en las labores de rescate de los cuerpos se hacen con el auxilio de varios ingenieros, quienes calculan cómo excavar para que el talud de la fosa no se desmorone y sepulte a los peritos.

El sábado pasado, el fiscal Gerardo Octavio Solís Gómez informó que ya eran 27 los cuerpos encontrados en El Campanario. Dos ya fueron identificados. Entre el sábado y el domingo localizaron tres personas más.

Todavía no se sabe cuántos más pudieran encontrarse sepultados en la finca.

JJ/I