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Baldot, del ring al lienzo

Pasión. Baldot, antiguo boxeador que se inclinó por el arte y ahora muestra una dupla inimaginable: el boxeo y la pintura. (Foto: Mónika Neufeld)

El pintor colombiano Ubaldo Torres Rodríguez, mejor conocido como Baldot, cobró una inusitada fama a partir de que se difundieran a través de las redes sociales en Internet, las formas en las que realiza sus pinturas abstractas: usa los mismos guantes que en su momento abandonó junto a su carrera de boxeo. Del ring al lienzo. Para él, esta expresión se ha convertido en un ritual catártico y para muchos otros incluso todo un performance.

Después de varios años de una carrera de muchos sinsabores, y después de coronarse campeón Suramericano, Centroamericano y del Caribe de boxeo en 2002 en San Andrés (Colombia), Baldot decidió que había sido suficiente y que era tiempo de perseguir otro sueño mucho más sensible y, según su perspectiva, más poderoso: el de la pintura.

En su más reciente visita a México, después de exponer en galerías de potencias como Dubái, contó parte de su historia en la que confesó que antes del sueño del boxeo quiso ser pintor y que la pintura en realidad siempre estuvo en su vida como una idea que no menguaba y que, en algún punto de su carrera, con los puños decidió retomar.

“La pintura que estoy haciendo para mí es tan difícil como el boxeo, llegar a ser un gran pintor también requiere del esfuerzo y la dedicación que entrenaba. Esa disciplina. Mi técnica es saber noquear para derribar a mi oponente que es el lienzo, derribar al que ve la pintura para que se sorprenda”, contó en entrevista con NTR.

“Ese hombre rudo que era boxeador ya es más sensible y pintar me quita el animal. O me convierte en un animal distinto. También me ha ayudado a hablar de lo que me importa de una manera más frontal. Para mí la pintura debe de tener un contenido político porque es un grito, una forma de protesta y no es que yo quiera hablar de temas como el de las protestas de mi país o de los afrodescendientes en América, son problemáticas con las que he vivido toda mi vida y que me atraviesan, no puedo hablar de otra cosa. Pinto cosas que he vivido y pensado todos estos años en mi mente, en mi forma de expresarme, en la pintura puedo criticar lo que no me gusta de mi pueblo y no quiero renunciar a eso”, explicó.

A un año de comenzar a pintar, un concurso en su país le otorgó su primer reconocimiento, una mención honorífica entre los primeros lugares que dejó a muchos de sus colegas, presumidos de una técnica académica mucho más experimentada, que tardaron en cederle un lugar dentro de su comunidad.

“Entiendo por qué ocurre que las grandes élites no quieren a un intruso que piensan que les va a quitar sus ventas o sus espacios expositivos, pero la pintura nace igual si la legitima la academia o no, o si le gusta un grupo poderoso que si no. La pintura igual existe y nace así. No voy a dejar de pintar y eso les digo a los jóvenes artistas que están empezando: que pinten y ya está”, señaló.

Eso no lo detuvo y a través de sus series que hablan de los feminicidios, la religión y el racismo, su nombre y el performance de sus pinturas le han dado la vuelta al mundo.

Este año, Baldot expondrá su obra en varias partes del mundo, incluyendo Panamá, Cuba y Dubái, entre otros. En México participará en una muestra colectiva que se inaugura a finales del año con otros 20 artistas internacionales, por lo que se mostró feliz de estar de visita y dijo que buscará un espacio para una muestra individual próximamente. “Para mí si no expones en México no eres un artista”, finalizó.

da/i