Gran Festival Rulfiano y contraste

Junto a la plaza de armas de Sayula, en un templete en la calle de Prisciliano Sánchez, y ante un público que desbordaba la sillería y se arracimaba en el portal de Galeana, Mauricio Munguía alzaba la voz y declaraba la noche del sábado: “Juan Rulfo nació en Sayula, pero no es de Sayula; Juan Rulfo vivió en San Gabriel, pero no es de San Gabriel: Rulfo es de todos, es universal”. Así concluía la séptima edición del Festival Rulfiano de las Artes, organizado por ciudadanos de Sayula y patrocinado por comercios, instituciones y gobierno municipal, efectuado del 11 al 18 de mayo. Hubo actos relevantes como el concierto de la legendaria banda Real de Catorce y el espectáculo Borrados de Gerardo Enciso y Ricardo Castillo, y la proyección de cortometrajes en la plaza de armas y en los barrios. El jurado del concurso internacional de cortometraje estuvo conformado por Karla Castañeda, Juan Carlos Rulfo y Samuel Kishi Leopo, y el primer lugar fue para la cinta Huaca del ecuatoriano Diego Ortuño, quien se llevó la hermosa estatuilla En la cima esculpida por Ángel Iván Larios de la Cruz. Otros galardonados fueron Teófilo Guerrero en dramaturgia por La inmortal desdicha y Héctor Javier Viveros Reyes en cuento por Fuga perpetua. Pobladores y visitantes pudieron disfrutar de una muestra gastronómica y artesanal con la ganadora del concurso de la Feria Nacional de la Tostada de Usmajac 2018, la Cervecería Ánima de Sayula y productores de ponches y salsas, así como diversos productos cosméticos y textiles. También hubo una feria del libro con Mendoza e Ítaca del colectivo Fluya y los fondos de las editoriales Arlequín, Amate, PuertAbierta y la Rueda Cartonera. En las rejas de la parroquia se montó la exposición fotográfica El rumor del silencio de Félix Barajas. Fue un festival muy atractivo, con el infortunio de ser ignorado por los medios estatales y nacionales, pero con un gran potencial, al que auguro crecimiento y consolidación.

En contraste, la Feria Municipal del Libro de Guadalajara languidece en su propia inopia y mediocridad. Una incapaz Violeta Parra bateó la organización de la feria a Samuel Gómez Luna, director del Museo de la Ciudad, quien la copó con actos de la Sociedad de Geografía y Estadística, además de bloquear a expositores, fiel a su despótico estilo.

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