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Más allá del área metropolitana

¿Quién se cree que los recientes y cada vez más frecuentes hallazgos de casas de seguridad con personas levantadas y muertas se deben a mejores labores de investigación?

La percepción general es que la criminalidad está mutando, se está especializando en actividades sofisticadas para desaparecer a sus adversarios.

Podemos suponer que los hallazgos reportados son solamente el aspecto visible de un fenómeno mucho más complejo y arraigado de privaciones de la libertad, como método de investigación criminal a través de la tortura y la ejecución de las víctimas. Que son eso, víctimas, a pesar de las probables actividades ilícitas que hayan tenido. Y no se puede criminalizar asumiendo que todos ellos eran delincuentes, porque es altamente probable que muchos hayan sido víctimas inocentes (como los tres estudiantes de cine desaparecidos hace más de un año).

Por mucho que la gente se dé cuenta de la llegada de camionetas placosas a casas suntuosas o a ranchos enormes en zonas despobladas, no será suficiente para establecer que en ellos se desarrollan actividades ilícitas. Sólo a través de las investigaciones policiales se puede llegar a esas conclusiones.

Hasta ahora esas investigaciones se han centrado en la Zona Metropolitana de Guadalajara, pero fuera de ella es posible que continúen operando ese tipo de instalaciones delincuenciales.

Si bien al menos en cuatro indagatorias recientes se solicitaron órdenes de cateo a través de labores de inteligencia para inspeccionar fincas usadas con propósitos criminales, ello sucedió en la zona metropolitana y sólo una de ellas resultó en el hallazgo de las fosas con 30 cuerpos, en la colonia El Campanario, Zapopan.

Los otros casos han sido hallazgos prácticamente por casualidad, porque las víctimas lograron escapar y pedir auxilio, pero no es posible pensar que en todos los lugares usados para privar de la libertad y de la vida a las víctimas hayan logrado ellos escapar. Muchos otros inmuebles habrá aún sin descubrir.

También tenemos la investigación de las narcofosas en El Colli, que culminó con 17 cadáveres. Para llegar a ella los investigadores se basaron en un dato anónimo que recibieron parientes de las víctimas y no siempre hay ese tipo de denuncias.

Ahora, fuera del área metropolitana ha habido macabros hallazgos, como el que hizo la ex Fiscalía General del Estado (también por fuga de una víctima) de una narcocasa de seguridad en Tala donde mantenían privadas de su libertad a decenas de personas reclutadas con engaños para esclavizarlas y convertirlas en soldados del crimen, sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación.

Y aunque las desapariciones de personas en las zonas foráneas no son tan numerosas como las de la metrópoli, es en algunas de esas zonas donde el cártel tiene una presencia más avasalladora, donde ejerce un control de las vidas y de las autoridades que no se dice, pero se sabe.

El enfoque de la estrategia de seguridad ha recaído principalmente en la ciudad, pero también en Lagos de Moreno como centro de otra región pioritaria, la Altos Norte, y un poco menos en Colotlán y zona Norte de Jalisco.

Sin embargo, es en zonas como la costa, la Sierra Madre Occidental, la sierra de Amula y la región sur donde el cártel ha dado señales preocupantes de control. Es en ellas donde se rumora que los altos capos tienen sus casas, donde las corporaciones policiales están compradas y donde se han perpetrado las mayores agresiones en contra de las fuerzas de seguridad, tanto policiales como militares.

La actual administración no ha enfrentado eventos de tal magnitud, pero es un tema que no puede descuidar en las regiones del estado. Sin embargo, la mayoría de los recursos limitados parecen estar concentrados en la zona metropolitana, que siempre tiene una mayor proyección mediática.

@levario_j