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Hortofilia

Justo acabo de leer un artículo póstumo de Oliver Sacks en The NY Times: “Es evidente que la naturaleza despierta algo muy profundo en nuestro interior. La biofilia, el amor por la naturaleza y los seres vivos, es parte esencial de la condición humana” y en Ladera Oeste (Torre Libertad) todavía puede disfrutarse No podrán detener la primavera, colectiva curada por Paulina Ascencio (qué alegría es sorprenderse con cada uno de sus trabajos, cuidados, pensados e iluminadores).

Total. Pensando en la hortofilia, ese deseo por interactuar y cuidar de la naturaleza, aunque sea con una planta de teléfono en una botella de Boing en la oficina, la muestra en el piso 8 comienza desde el elevador con una de mis piezas favoritas: Cantos de pájaros extintos y previamente desconocidos por la ciencia, pero recuperados por el espiritismo de Naufus Ramírez Figueroa: la delicia de inventarse aves y componer su canto, con o sin sesión espiritista.

Ya en la galería una planta en una fotografía dentro de una caja; una serie de litografías que parecen antiguas sobre la relación entre naturaleza y citadinos (un letrero de “Silencio” como el de las bibliotecas, pero para un bosque); un poema, una pintura de Vivian Suter (interesante artista argentina que trabaja con y desde un cafetal en Guatemala). Diseño industrial de Cecilia León de la Barra, otra buena apuesta curatorial, y de Radamés Juni Figueroa quizá la pieza más icónica de todas: El arcoíris formado con tubos de plástico y plantas.

No tanto como en un vivero, pero en No podrán detener la primavera las plantas son las protagonistas, después de todo, por ellas la primavera no se detiene. “Me levanté temprano y anduve descalza / Por los corredores: bajé a los jardines / Y besé las plantas”, escribió Alfonsina Storni. De Kalle Hamm & Dzamil Kamanger es Plantae vagabundae, una selección de plantas inmigrantes en Guadalajara, las bellas tronco de brasil, canción de jamaica, gardenia, petunia, jacaranda, ciprés de hinoki, tulipán, albahaca, romero, crotón petra, dracena roja y palma licuala, verdaderas artistas de la forma y el color. Prometo hoy cambiarle el agua a mi teléfono en la botella de Boing de mi oficina.

@doloresgarnica

jj/i