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Del sueño a la pesadilla americana

En la madrugada del miércoles pasado fueron detenidos mil 36 centroamericanos que trataban de cruzar ilegalmente la frontera en El Paso, Texas. En los últimos 40 días se ha deportado a 17 mil 926 mexicanos. Trump ha advertido reiteradamente que no sólo regresará a los mexicanos, sino a todos los migrantes ilegales, vengan de donde vengan y que México debe hacer más para que no lleguen a Estados Unidos, en donde suman ya 11 millones de indocumentados. De acuerdo con un estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica, expulsar a estos trabajadores de Estados Unidos equivaldría, para la economía estadounidense, desparecer al estado de Massachusetts.

En el informe presentado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) se afirma que “en más de la mitad de 8 mil 488 casos estudiados, migrantes de distintas nacionalidades detenidos en Estados Unidos han pasado desde 15 días hasta un año o más en confinamiento solitario”. El ICIJ ha identificado 187 casos en que los detenidos estuvieron aislados durante más de seis meses, de esos 32 alcanzaron un año o más. En conjunto, los incidentes analizados de 2012 a 2017 suman total de un millón de horas de aislamiento.

Trump justifica las deportaciones masivas argumentando que roban el trabajo a los estadounidenses, aunque el Centro para el Progreso de América corrobora que, al haber una baja tasa de desempleo, no se compite por plazas de trabajo. Más aún, organizaciones de inmigrantes han demostrado “lo necesarios que son para EU; sus aportaciones fiscales suman 11 mil 600 millones de dólares. Con la deportación masiva, se sumaría a la pérdida de trabajadores la de consumidores y contribuyentes (Deloitte México 31/05/19).

Como medida de presión el gobierno de los Estados Unidos impondrá a partir del 10 de junio un arancel de 5 por ciento a todos los bienes que entran desde México. La tarifa aumentará gradualmente hasta que se solucione el problema de la inmigración ilegal. La amenaza es una muy mala señal, justo en el momento en que se prepara la aprobación del T-MEC en los Congresos de los tres países socios y deja muy claro que el dinero y las mercancías podrán circular libremente; pero no las personas.

Ante las presiones y amenazas de Donald Trump, Andrés Manuel López Obrador respondió: “No soy timorato, ni me falta valor, no busco la confrontación y actuaré conforme a principios”. Tenemos que ayudar a que no ingresen de manera ilegal a los Estados Unidos, pero respetando los derechos humanos de los migrantes. El presidente de México recriminó a Trump que pretenda resolver “los problemas sociales con impuestos o medidas coercitivas” y le invitó a continuar con el diálogo para buscar alternativas de fondo al problema migratorio.

Ebrard viajó con una comitiva del gobierno para convencer a la contraparte gubernamental de Estados Unidos de que México está actuando frente al problema migratorio. Una estrategia que vaya a la raíz del problema es la de invertir y desplegar un programa de desarrollo regional para el sur-sureste de México y los países que integran el triángulo del norte: Guatemala, Honduras y El Salvador.

La propuesta del Plan de Desarrollo para Centroamérica que promueven la CEPAL y México tuvo mejor acogida con el gobierno alemán –que reconoció la importancia estratégica para México y Centroamérica–  que con el estadounidense, en su primera presentación. El objetivo es comprometer una inversión de al menos 10 mil millones de dólares en proyectos específicos.

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