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Dispensarios herbolarios alternativas para la salud

La herbolaria mexicana es de las consideradas más ricas en la medicina tradicional, por lo cual es valorada en muchas partes del mundo e investigada por universidades y grandes laboratorios farmacéuticos. Los segundos la empezaron a explotar con el nombre de fitofármacos, con lo cual se incrementaron muchísimo los costos de los productos y nuevamente no están al alcance de la población de bajos recursos.

No se trata de distanciar o crear conflictos entre la medicina alópata (científica) y la medicina tradicional (como la herbolaria y/o fitoterapia), ya que gracias a las nuevas regulaciones o normas interpuestas por la Comisión Federal contra la Protección de Riesgos (Cofepris) vienen a complementarse unas con otras.

Dichas regulaciones marcan un hito dentro del sistema de salud mexicano, porque antes de esto ninguna planta medicinal era considerada como tal. La medida abre un abanico de posibilidades para el acceso de la medicina tradicional al espectro social, sin dejar a un lado al sistema de salud, que resultará beneficiado al complementar su cuadro de medicamentos, bajar costos y con más resultados favorables para la población.

Desde siempre México ha sido un referente en la utilización de la medicina tradicional, como se demuestra en códices que datan de 1548 (Códice Bernardino) y 1552 (Códice de la Cruz-Badiano). El acceso a esta medicina se registró de forma irregular en la mayor parte de la historia, en mercados, tianguis o lugares sólo conocidos de forma popular sin estar realmente regidos por los sistemas de salud.

De ahí la importancia de las regulaciones, porque gracias a ellas el sector salud tiene la posibilidad de poder brindar acceso total mediante dispensarios herbolarios en cualquier comunidad, con personas capacitadas en el manejo de las plantas medicinales para evitar engaños, estafas y/o charlatanería que desprestigian su uso y consumo.

Son dos las grandes oportunidades de la Secretaría de Salud, universidades y casas de estudios y/u oficios: 1. Llegar a más población en zonas rurales, asentamientos o grandes ciudades con la formación de personas que investiguen los beneficios de las plantas medicinales del país. 2. Promover dispensarios herbolarios con tratamientos a base de plantas, tinturas, mixturas, tizanas, jarabes, aceites, ungüentos y lociones para enfermedades en general, con información clara y precisa de lo que se va a consumir.

Es recomendable tener en el hogar un botiquín herbolario y/o de fitofármacos para ser suministrados, por ejemplo, en padecimientos del sistema digestivo (diarreas, gastritis, acidez) con hojas de guayabo, manzanilla, hierbabuena, toronjil; del sistema respiratorio (tos, gripe, flemas, congestión) con gordolobo, eucalipto, flor de ocote, bugambilia o flor de sauco.

Del sistema urinario (ardor, mal de orín, inflamación de las vías renales) con taray, yumel, cola de caballo; del sistema circulatorio (várices, dolor de piernas, calambres, hemorroides) con extractos de castaño de indias, hamamelis, centella asiática (extracto); o del sistema nervioso (insomnio, depresión, ansiedad, estrés, colitis nerviosa) mediante pasiflora, valeriana, azahar, zapote blanco, tila y hojas de naranjo amargo.

También para golpes, contusiones, laceraciones y ácido úrico: árnica, caléndula, axocopaque, alucema, fresno y hueso de aguacate; o para el colesterol, triglicéridos y vías biliares: boldo, alcachofa, diente de león, cúrcuma, marrubio o achicoria, mediante cocimientos, infusiones o tinturas.

Todas las plantas son de fácil acceso. Las sugerencias son para malestares menores del organismo. Lo más recomendable es asistir a consulta con su médico si las molestias persisten. La herbolaria es una alternativa para la salud.

Médico cirujano y partero, fitoterapeuta

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JJ/I