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Las torpezas de la prisa

La cantidad de errores que pueden detectarse en torno a la licitación más importante en lo que va del actual gobierno sólo muestra la prisa que había por asignar el contrato a la empresa Operadora de Servicios Mega. Tanto, que no cuidaron los detalles.

A estas alturas y con la información que se ha logrado obtener sobre el programa llamado A toda Máquina, se puede concluir que la licitación fue sólo una simulación. La otra empresa participante, Avancap, simplemente intervino para validar el proceso, sin ninguna intención de ser tomada en cuenta.

La prueba más clara de las torpezas a las que lleva la prisa con la que actuaron es la intervención del hermano del gobernador Enrique Alfaro en la certificación de copias, un acto tan simple e irrelevante que no era necesario.

En los documentos entregados por la empresa Mega, para cumplir con los requisitos que se marcaron en la convocatoria, están las actas constitutivas y de asamblea. Para dar fe que las copias corresponden al original, se solicitaron los servicios del notario David Alfaro Ramírez, hermano del gobernador Enrique Alfaro.

¿Es ilegal? No. De hecho, se trata de una intervención simple, pero muestra la soberbia con la que subestimaron los procedimientos. Pudo ser cualquier notaría, pero eligieron una que, lo que sí delata, es la cercanía de las dos empresas que participaron en la licitación con el gobernador y su círculo inmediato. Pudieron ir con cualquier fedatario, pero desdeñaron las formas.

Lo mismo sucede con la empresa Avancap. Todo apunta a una elección de competidor que sólo ayudará a validar una licitación, que de antemano estuviera de acuerdo con el resultado y que garantizara que no impugnaría.

¿Qué mejor que la empresa del compadre del ganador de la licitación? Así de burdo.

En las licitaciones hay muchas maneras de cumplir con lo establecido en la ley, pero garantizando que la empresa que se eligió sea la que gane: los plazos para cumplir con los requisitos son cortos, el acceso a las bases es limitado y hay opacidad. Todo esto se dio en el proceso para el arrendamiento de maquinaria pesada por más de 3 mil 634 millones de pesos.

En la manipulación de las licitaciones también es común que los participantes estén de acuerdo, algunas veces obligados porque es la única forma que en otro proceso les toque ser los elegidos.

Todo esto ha hecho que los funcionarios responsables de las licitaciones cuiden los detalles para que a pesar de las medidas que se tomen para garantizar el resultado, no salgan de los límites que marca la ley.

En este caso, las huellas que fueron dejando permiten seguir el camino de una licitación dirigida. Tenían prisa y cometieron errores evidentes.

En la revisión que tuvo que abrirse ya se confirmó que hubo irregularidades y la Contraloría del Estado abrió incluso procedimientos contra funcionarios que estuvieron a cargo de la licitación. También señaló que estas inconsistencias no ponen en riesgo el contrato que el gobierno del estado firmó con la empresa Mega. Esto último podía esperarse de antemano, pues la prisa también pone al descubierto el interés que había por empezar de inmediato con este programa.

De los funcionarios, sí podemos esperar que los procedimientos no toquen a los altos mandos. De hecho, el único que pareció darse cuenta de lo que venía y no aparece en la firma de contratos, a pesar que está entre sus atribuciones, es el secretario de Administración, Esteban Petersen.

En la pasada sesión del Comité Coordinador del Sistema Estatal Anticorrupción se entregaron los avances de la investigación. No es un tema sencillo para ellos, pues es evidente que el gobierno del estado no está dispuesto a dar marcha atrás.

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JJ/I