INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

La insoportable levedad de fotocopiar

El fotocopiado de libros es la práctica reprográfica más tolerada en nuestro país y la que más daños provoca a la cadena del libro, pues impide que autores, editores, distribuidores y libreros, perciban ingresos que se calculan en 3 mil millones de pesos anuales, según las cifras del Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (Cempro).

Hacer una copia de un libro propio no podría ser considerado una infracción, pero reproducir más de un libro ajeno, en serie, sin permiso o con fines lucrativos es una violación a los derechos de autor. En el artículo 231, fracción III, de la Ley Federal del Derecho de Autor se señalan las conductas punibles en materia de comercio por la reprografía: “Producir, reproducir, almacenar, distribuir, transportar o comercializar copias de obras, fonogramas, videogramas o libros, protegidos por los derechos de autor o por los derechos conexos, sin la autorización de los respectivos titulares en los términos de esta ley”. Las penas van de cinco mil hasta 10 mil días de salario mínimo.

¿Qué pasa cuando en un salón de clases se pide la reproducción de una obra para cada integrante del grupo? Más allá de la tolerancia, esta práctica es incluso alentada en instituciones de educación superior como la Universidad de Guadalajara, donde la reproducción de libros completos, compilaciones o antologías de artículos en los centros internos de fotocopiado es lo más normal a diario. También me pregunto por qué la Oficina del Abogado General, celosa de la protección de los derechos de los autores de casa, no pone ese mismo rigor en el control de la reprografía y en la promoción del respeto a los derechos autorales entre la comunidad de la máxima casa de estudios en Jalisco. Medidas sencillas podrían revertir esta ambigua, vergonzosa y punible situación dentro de las aulas: establecer un convenio con el Cempro para regular y licenciar el fotocopiado, pero sobre todo la Universidad debería garantizar a maestros y alumnos el acceso universal a acervos digitales para consultar o leer obras desde cualquier sitio u horario.

Si no paliamos estas prácticas no habrá crecimiento editorial, no se abrirán más librerías, no habrá regalías para autores o herederos: debemos detener la reprografía y olvidar el pernicioso hábito de leer en fotocopias.

@LibracoFP

JJ/I