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La derrota de Batman

La noticia de un detenido tableado por policías de Tlajomulco de Zúñiga reverberó entre la gente y muchos la acogieron como algo plausible, como un mérito de los servidores públicos.

No es el único video de ese tipo dado a conocer, pero sí se trata de un caso cercano por haber ocurrido dentro de la ciudad en una corporación policial que está entre las cuatro más grandes del estado.

Sin conocer la causa del arresto, la actitud del espectador fue criminalizar a la persona torturada y ensalzar a los policías por atreverse a ir más allá de la ley, pero en muchos sentidos es una derrota para todo el sistema de justicia mexicano.

Qué espectáculo atroz el de golpear así a la víctima con una tabla de madera y llagar sus glúteos, el hombre sujeto por las manos y con el rostro cubierto por su propia playera.

Por una parte, la parcial desnudez en que lo grabaron denigra a la persona y acerca a los policías a las prácticas inhumanas de la delincuencia organizada, principalmente, aunque también en ocasiones de la delincuencia común. Por otra parte, grabarlo y difundirlo es un acto de fanfarroneo y de vanidad, de querer mostrar su atrevimiento contrario a la legalidad.

Ir más allá de la ley es transgredir una norma jurídica que en determinada circunstancia pueda ser injusta, pero no para faltar a los derechos de otras personas, sino para preservar los derechos de quienes han sido vejados.

En este caso es un castigo que vulnera la integridad física de la persona y su integridad psíquica. Nunca ese ciudadano –haya cometido una falta o no– volverá a confiar en la ley o en la protección de la fuerza pública. Será el enemigo aborrecible que lo lastimó con crueldad y escarnio.

Se trata de policías justicieros que toman lo que ellos consideran la ley en sus propias manos para subsanar lo que ven como defectos de un sistema garantista como lo es el penal acusatorio adversarial oral.

Es en ese sentido que se trata de una derrota, pues en vez de preocuparse por actuar conforme a derecho, por prepararse para realizar detenciones legales que puedan culminar en una sentencia u otra solución justa, sucumben en una actitud de proclamar el fracaso de los procesos penales que se basan en un trato digno para todos, incluso para quien deba ser castigado y regenerado.

Muchos de los elementos de seguridad pública que se han capacitado, que han interiorizado los principios del marco legal entenderán la importancia de velar por los derechos humanos de víctimas e imputados y se guiarán por ellos. Pero hay muchos otros que conocen y entienden el marco legal y, sin embargo, en el fondo lo desprecian.

Hay quienes tienen la infantil idea de que hacen falta vengadores estilo Batman para acabar con el crimen. No. Lo que necesitamos son policías rectos, instituciones sólidas, jueces estrictos y a la vez humanos. Quizás nada de ello dará frutos de inmediato, pero es porque esos mecanismos estarán germinando para llevar a la sociedad a un grado de justicia más frondoso bajo el cual cualquier persona se sienta segura.

En gran medida es cuestión de fe para un policía pedirle que haga siempre lo correcto en el marco legal. Hay muchas posibilidades cada día de tomar la justicia en sus manos ante la impotencia de ver que un detenido que capturé hoy robando, a la próxima semana ya está de nuevo en la calle robando. Su fe debe estar puesta en que la acción policial colectiva dentro de lo legal más tarde generará una disminución de las conductas delictivas. Díganle a Batman que aquí no lo necesitamos porque tenemos policías, fiscales y jueces íntegros.

@levario_j

JJ/I