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Un satélite a la vista

Si alguna duda había de la debacle en el PRI, José Narro Robles no dejó lugar para ninguna con la serie de videos que difundió en sus redes sociales para exponer los motivos de su renuncia al partido en el que militó durante 46 años.

Sus palabras fueron por demás claras y directas, congruentes con su afirmación de que no le gusta la simulación ni se prestaría a ella. Y así, sin medias tintas, y aunque con otras palabras, habló de un partido en manos de personas que parecen llevar en su ADN la trampa, el fraude, los excesos y el doble discurso.

Casi se cumplirá un año de las elecciones en las que el tricolor resultó aplastado por el peso de las propias fallas; casi será un año de aquellas expresiones de mea culpa de la cúpula priísta al reconocer los vicios que llevaron hasta el hartazgo a los votantes y el alejamiento del partido de las causas del pueblo.

Sin embargo, según lo expuesto por Narro Robles, los males siguen ahí, carcomiendo una estructura de partido, aunque la causa de lo que parece una fase terminal esté en la gente que la dirige.

El ex rector de la UNAM, sin ningún empacho identificó algunos de esos males: la simulación y los excesos, a la cabeza, seguidos del desapego de las causas, la falta de democracia interna y la lejanía, cuando no olvido, de la militancia y de los liderazgos de base.

Tampoco tuvo mesura para exponer que las elecciones internas del partido para relevar a su dirigencia son una farsa y denunció el uso de un padrón tramposo con un crecimiento desmedido de nuevos afiliados en Coahuila, Ciudad de México, Campeche y Oaxaca que operarían a favor de Alejandro Moreno Cárdenas, a quien ubica como el preferido de la cúpula, el candidato oficial de los gobernadores y de quien fue, hasta recientemente, el jefe político del partido, es decir, Enrique Peña Nieto, en cuyo gabinete colaboró.

Narro Robles responsabilizó “del desastre que viene” para el PRI con su elección interna a quienes piensan en ellos y no en los demás. Sin pelos en la lengua advirtió que no se quisieron escuchar las preocupaciones y consecuencias de usar un padrón tramposo y abultado, de favorecer el acarreo y el relleno de las urnas.

El ex secretario de Salud, de los pocos que daban prestigio al partido y un personaje público querido y respetado, aspiraba a contender por la dirigencia nacional del tricolor impulsado por un compromiso con el país y el partido sumido en una etapa de riesgos graves.

Sin embargo, se va del partido y deja la contienda tras un duro análisis del trabajo que están haciendo quienes tienen las riendas del PRI señalando que infructuosamente quiso ayudar “a rescatar al partido de las garras de la simulación”, refiriéndose a una intromisión grosera del gobierno federal morenista en la crucial decisión del partido, a favor de Moreno Cárdenas.

El académico señala que la militancia clama por la corrección del rumbo, la eliminación de las falsedades, la erradicación de la corrupción y el uso indebido del poder y será ésta la que reclame una vez que sea defraudada nuevamente. Les pidió aguantar hasta que ya no aguanten, como le pasó a él.

Una conclusión del análisis de Narro Robles es que el partido en el que militó va que vuela para ser satélite de la fuerza en el poder, jugando un rol de oposición degradada e inservible para la vida democrática, pero siendo realistas, poco o nada se esperaba del PRI.

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JJ/I