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A mano alzada

La decisión de cancelar la construcción del metrobús de la Laguna tras someterla a la consideración –a mano alzada– del público asistente a un acto político convocado por la Presidencia de la República en Gómez Palacio, Durango, para entregar apoyos del programa Bienestar, es el más reciente ejercicio democrático-popular de AMLO y de seguro no será el último.

Ya lo había dicho en Veracruz donde consultó a los asistentes, en un acto donde también se entregaron apoyos de un programa social, si querían que le contestara a las ofensas de Trump. En esa ocasión afirmó que ya nadie acudiría a Estados Unidos a buscar empleo porque “aquí va a haber trabajo y buenos salarios”.

En otro mitin, esta vez en Oaxaca, consultó a los beneficiarios del programa social si estaban a favor del proyecto para conectar el golfo de México con el Pacífico con la construcción del tren transístmico. La consulta fue positiva, pues la mayoría lo aprobó y así “la gente del istmo nos dio su confianza”.

Lo mismo ocurrió en Querétaro cuando cuestionó a la concurrencia si algunas agrupaciones políticas (Antorcha Campesina) deberían seguir siendo vehículos para la entrega de apoyos a la gente. Y ante la insistencia de los reclamos, espetó: “Pero saben qué, ¿dónde nos formamos nosotros?, ¿dónde nos hicimos nosotros? En la calle, en las plazas. ¿Quieren gritar? También nosotros sabemos gritar. Y a ver quién se cansa primero”.

También se dio cuando preguntó a los asistentes en un mitin similar en San Luis Potosí si querían que la Sierra Gorda de San Miguelito fuera declarada zona protegida, dado los daños causados por los incendios. Aunque aquí en realidad hizo otra encuesta para ver si dos enemigos políticos potosinos debían reconciliarse.

En Aguascalientes, ante la ausencia del gobernador panista Martín Orozco Sandoval, que fuera abucheado por la multitud, también les pidió que levantaran la mano quienes fueran creyentes en Dios; la mayoría lo hizo y les recordó la Biblia donde se habla de respeto de la autoridad.

Tal parece que estos mecanismos populistas de consulta al “pueblo sabio y bueno” será la tónica de su gobierno, sin considerar el costo que representa eliminar de plumazo obras prioritarias para ciertos sectores de la población o para autorizar ocurrencias o caprichos de su gobierno. Ya lo hizo con el NAICM, con el tren maya y con la refinería de Dos Bocas. En el mismo acto de Durango, advirtió que seguirá consultando a la gente en otros temas “para medirle el agua a los camotes”.

Dice AMLO que tiene un buen ojo para identificar cuándo hay manipulación; cuándo son grupos de interés los que están al frente de las protestas. Pero, en un mitin donde acuden personas que serán beneficiadas con programas sociales de Bienestar y donde la invitación generalmente es a sus seguidores, claro que las respuestas a las encuestas de mano alzada serán sesgadas.

Recordemos que en el único acto en el que hasta ahora ha sido abucheado no fue en un mitin, sino en la inauguración del estadio de los Diablos Rojos. A pesar de que sin duda había muchos simpatizantes, otros tantos no lo eran: ahí no se pudo llenar el estadio con acarreados.

De seguir con su intención de realizar la consulta sobre revocación de mandato el mismo día de las elecciones intermedias para 2021 (que al final sería hacer campaña para los candidatos morenistas) continuará con sus encuestas a mano alzada, ahora con más frecuencia; pero existe la posibilidad de que ahora preguntará en todos los actos políticos si el pueblo bueno y sabio quiere su reelección.

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JJ/I