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Suscripciones

Un fantasma recorre al Internet. Es el fantasma de la fatiga por las suscripciones. Hace un mes terminó Juego de Tronos, la serie televisiva más exitosa en la historia de HBO, pero no era su final lo más preocupante, sino su epílogo: una vez concluida la saga, se preveía una oleada de cancelaciones de HBO Go.

Las empresas tecnológicas que se dedican al entretenimiento y cada vez más a otros servicios están en constante competencia para que los usuarios paguen por suscripciones digitales. La disputa no sólo está entre Netflix o HBO Go, por mencionar un ejemplo, sino que ahora hay quien está suscrito a un servicio para escuchar música, otro para bajar de peso y una aplicación de meditación guiada. El dinero no siempre alcanza para todo: se ha fragmentado la oferta y en la economía de la atención, todos quieren un pedazo del pastel.

Pese a que las suscripciones parecían ser la panacea para muchas industrias culturales cuyos modelos de negocios basados en la publicidad se desplomaron, ya no está tan claro que sean la respuesta completa.

Apenas hace una década, muchas familias de clase media solían tener servicios de televisión por cable, recibían el periódico en sus casas y algunas revistas. También se sumaban las membresías al gimnasio y las clases de música o cocina. Muchos de estos servicios siguen presentes en el gasto de los hogares.

Sin embargo, la diferencia es que en la cultura digital está engranada esa costumbre de tener cosas gratis: música, películas, televisión e información ilimitada. Pero poco a poco, el modelo se volvió insostenible y la lógica del mercado se expandió por Internet. ¿La muestra? Los nuevos gigantes del retail son empresas tecnológicas y no las grandes cadenas de autoservicio.

Algunas de estas compañías han comenzado a observar el fenómeno y han diversificado sus productos. Es así como Amazon, de ser el principal vendedor de libros en el mundo, ahora comercia ropa, perfumes o electrónicos y en su suscripción para recibir envíos por paquetería sin costo también incluye Prime Video, su servicio de streaming con contenidos propios.

Después de un periodo de desarrollo de compañías tecnológicas especializadas, ¿es la centralización la nueva tendencia que aliviará la fatiga por las suscripciones?

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JJ/I