Mentalidad en el box

Un compañero del gimnasio al que asisto (que no es de quien les he contado anteriormente) dejó botada una pelea, ya estando en la semana de cierre por la razón más absurda: Había terminado con la novia.

Como era de esperarse, anunció su decisión por teléfono. No se atrevió a decirle a don Pedro cara a cara que “estaba deprimido”, que “tenía todas las ganas de boxear, pero esto me dio pa’ abajo”.

Cuando volvió, se comprometió cien por ciento a llevar el entrenamiento como es debido, con sus sesiones dobles, carrera diaria, repaso de técnica y elaboración de estrategia para hacer un buen combate. Don Pedro no se hizo de la vista gorda, le dijo que si le volvía a dejar una pelea sin cumplir mejor ni se parara en el gimnasio.

Y El Ruso sí se aplicó por unas semanas. Se puso en buena forma, hizo sus sesiones, hizo sparring y como todo lo que se ensaya y corrige, empezaba a mejorar. Es decir, entendía mejor lo que le indicaba don Pedro y hacía buenos combates. Pero de repente se desapareció.

No volví a saber de él hasta tiempo después, en una nota en Facebook sobre su derrota por nocaut en el tercer round de una pelea. Quién sabe si se estaba preparando para ese pleito cuando volvió con don Pedro o si se fue a buscarla con otro entrenador.

Don Pedro volvió a hablar de él muchos días después, cuando al paso escuché: “Ahí está El Ruso, me dijo: ‘pues es que usted quería perfección y yo lo que quería era dinero, y pues con esa mentalidad…’”

No terminé de escuchar la conversación, pero me quedó claro que se debe aspirar a la perfección en el boxeo, o al menos la búsqueda de la perfección en el boxeo para asegurar, de jodido, no salir muy lastimado. Ahora imaginemos si se juntan los factores propicios para salir de una arena pequeña y llegar más lejos.

El box es físico, pero también mental, no sólo en lo estratégico, si no en la programación para entender que una cosa lleva a la otra. Y siendo mercenario no es un camino por el cual se pueda llegar muy lejos en el boxeo.

@AleczTrujillo

JJ/I