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‘Alito’: militancia ausente

Una manta sobresalió ayer en el patio trasero de la sede del PRI en la que se leía: “Alejandro Moreno ‘Alito’. En Jalisco, Aristóteles está contigo”. Y en el centro, el gobernador con licencia de Campeche que aspira a ser el presidente nacional del Revolucionario Institucional, en su primera visita al estado como candidato, frente a una muy pobre asistencia de militantes.

La concurrencia, encabezada por el dirigente estatal, Ramiro Hernández García, a cuyo lado se encontraba el ex gobernador Sandoval Díaz, fue reflejo fiel de la triste realidad que vive el otrora imbatible partido: se podía contar uno a uno a simple vista. Hubo más sillas vacías que las que fueron ocupadas, tanto que se tuvieron que retirar muchas de ellas para hacer menos vergonzosa la ausencia de militantes.

Se asegura que si algún priísta quiere hacer trabajo proselitista a favor de Alito es remitido a ponerse en contacto con el ex mandatario Aristóteles Sandoval, a quien le ven serias aspiraciones para convertirse en integrante del Comité Ejecutivo Nacional durante la dirigencia del campechano, aunque nadie se atreve a asegurar que tiene verdaderas posibilidades de lograrlo.

La presencia de Alejandro Moreno logró hasta la aparición de dos jaliscienses que han sido delegados del PRI en Campeche: Ricardo Chávez Pérez y Francisco Santillán Oceguera, pero también provocó la notoria ausencia de quienes en su momento arroparon al ahora ex aspirante José Narro Robles, como Trinidad Padilla López y Leobardo Alcalá Padilla, Abel Salgado, Carlos Rivera Aceves, entre otros, así como de algunos que han manifestado su simpatía por la yucateca Ivonne Ortega.

Pero la verdad es que durante la presencia de quien es considerado el más fuerte aspirante a presidir el CEN del PRI y a quien dan por seguro sucesor de Claudia Ruiz Massieu, quedó demostrada no sólo la pobreza de la clase política que padece el partido, sino también de las fuerzas vivas –los contingentes de sectores y organizaciones adheridos al partido–, aquellas que provocaban algarabía y fiesta en las visitas de quienes eran considerados los elegidos.

En Jalisco, sin duda alguna Alejandro Alito Moreno enfrentó la más clara contradicción de su lema de campaña: “La fuerza de la militancia”, porque si algo no encontró aquí fue precisamente eso: militancia… y mucho menos fuerza.

No tengo la menor duda de que Moreno será el próximo dirigente nacional del PRI y que nuevamente Ivonne Ortega se quedará con las ganas, pero la tarea del mandatario campechano tendrá que ser titánica si es que realmente está comprometido a velar por los intereses de su partido y militantes, y devolverle la fuerza electoral que tuvo hasta antes de 2000; y esa tarea es convencer a propios y extraños de que él como dirigente y su partido no serán una extensión de Morena y del lopezobradorismo como lo denunciaron sus adversarios, comenzando por el propio ex rector de la UNAM, Narro Robles.

Alito Moreno tendrá que demostrar con hechos, para satisfacción de los verdaderos militantes, que no llega a la dirigencia del PRI para proteger los intereses de unos cuantos mediante acuerdos vergonzosos y vergonzantes con el presidente López Obrador o sus representantes en Morena; tendrá que dar cuenta de que la larga vida de militante que presume en su propaganda tiene hoy una razón de ser a favor del priismo en el país.

Y sus logros, por supuesto, dependerán también del equipo que integre a su alrededor en el CEN y del que busca formar parte el ex gobernador Aristóteles Sandoval, quien no quiso perder la oportunidad de sobresalir de entre los asistentes al encuentro con Alito y recurrió a la manta para ratificarle que en Jalisco él si lo apoya.

ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.

JJ/I