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En la fuga deliciosa

Proceso. Magaña siempre está trabajando en solitario, sin embargo confiesa que el taller le ayuda a trabajar con disciplina, porque siempre hay que entregar material y avances. (Foto: Mónika Neufeld)

Autora de varios libros, entre ellos La cabeza decapitada, Todos los ruidos del mundo y, su más reciente novela, Old west Kafka, la escritora Cecilia Magaña, oriunda de la Ciudad de México, pero radicada la mayor parte de su vida en Guadalajara, ha entendido que el proceso de escritura sobre todo tiene que ver con el otro, con intentar entender de qué estamos hechos y qué pasa cuando nos leemos y nos escribimos.

Actualmente no sólo acaba de terminar de escribir una nueva novela y comenzar otra, además ha emprendido junto con Ada Cabrales una aventura literaria pendiente de las nuevas voces que ella conoce y valora.

NTR. ¿Cómo nació tu vocación de escritora?

Cecilia Magaña (CM). Desde que era niña tuve la inquietud de escribir, comenzó como algo muy pasajero, me gustaban mucho las películas de terror y después de verlas, según yo escribía mis versiones de manera muy simple, apenas estaba comenzando a escribir y mis papás, sobre todo mi papá, estimulaban esa parte y me compraban mis cuentitos por cinco pesos. De alguna forma también en mi familia hubo mucha tradición oral, con chismes de familia, historias de fantasmas, yo creo que eso también me estimuló mucho. A los 13 escribí una primera novela insufrible, era una copia de un montón de películas que había visto y después, como la vida es muy chistosa, consideré que tendría que estudiar psicología para escribir algo con sustancia y entender y desarrollar a mis personajes, según yo, (risas). Después consideré ejercerla, pero al final descubrí que lo que quería en el fondo era escribir, me formé realmente en los talleres de escritura, aunque dejé de escribir por temporadas, siempre estuvo ahí como una constante.

NTR. ¿Cómo lo retomaste como algo serio o que te convenciera de verdad?

CM. Justo después de una de esas pausas me di cuenta que no podía vivir mucho tiempo sin escribir, así que volví a un taller con toda la intención de retomarlo seriamente, fue cuando decidí que no podía seguir escribiendo textos breves sueltos, me propuse escribir un libro de cuentos como colección: escribí La cabeza decapitada, lo mandé a unos concursos y gané uno. Iba en serio. No paré.

NTR. ¿Y cómo nació? ¿tenías ya todas las ideas en tu cabeza?

CM. Lo que se me vino fue una imagen de mi infancia, fui con mi hermana a una de estas ferias urbanas con atracciones, había una que se llamaba la Mujer Araña, un truco de espejos que se suponía era una cabeza que hablaba, nos reímos mucho del pobre tipo porque era muy ridículo todo, pero esa imagen detonó todo el libro, empecé a pensar en todas las expresiones de lenguaje: perder la cabeza cuando alguien se enamora o tiene un ataque de ira, ser cabeza como sobre ser libre o no tener sentimientos. Coincidió con que en ese tiempo cuando la violencia del narco comenzó a crecer muchísimo y aparecían estas cabezas en hieleras, esa imagen de la violencia estuvo presente, aunque al final decidí que no quería darle ese espacio.

NTR. Tu escritura en general es muy visual ¿siempre comienza con una imagen?

CM. Sí. Desde niña el cine fue parte de mi vida, la lectura también. Siempre me llamó. Generalmente sí es una imagen y a veces la voz del personaje directamente lo que detona la escritura para mí. Trabajo bajo proyectos y el trabajo con los otros comentarios y lectores con reacciones en vivo es muy importante, esta retroalimentación continua para mí ha sido fundamental. Siempre está el trabajo en solitario, pero el taller me ayuda a trabajar con disciplina, porque siempre hay que entregar material y avances, y cuando tengo dudas o me bloqueo estar con otros me ayuda a salir de ese hoyo.

NTR. ¿Como ese trabajo con los otros en el taller impulsó Atípica?

CM. El darte cuenta que no estás solo, que las dificultades que enfrentas no son en la página en blanco sino cuando quieres publicar y no hay tantos espacios. Cuando estás con otras personas que sufren lo mismo te das cuenta que es algo que no tiene que ver con el gremio, y que también si nos apoyamos entre nosotros podemos proponer cosas y no nada más estar esperando a que algo suceda. Durante mucho tiempo, cuando empiezas a escribir tienes la fantasía de que alguien te va a descubrir un día, como por accidente, lo cierto es que no, a lo mejor a alguien le ha sucedido, pero lo más probable es que no ocurra así.

NTR. ¿Cómo son tus proyectos en la marcha? ¿Funcionan igual cada vez?

CM. Cada uno es diferente, hay proyectos que tengo muy claros desde el principio, pero recientemente en mis últimas novelas ha sido sobre todo un trabajo de descubrimiento, empezar con la imagen e ir a tientas tratando de encontrar su secuencia; ha sido muy satisfactorio, es como irte guiando por un hilo que al principio es invisible y que descubro a veces en el medio. Ha sido muy gozoso, acabo de terminar una novela en donde me propuse hacer un final que fuera relativamente feliz, o no feliz del todo, quería encontrar un final que me dejara satisfecha, pero que me abriera la posibilidad de que el personaje tuviera una posibilidad y tuviera una puerta.

NTR. ¿Por qué querías retarte a esto?

CM. Me cayó muy bien el personaje, es un chavo obsesionado con coleccionar ventiladores, un hombre de 25 años con un trastorno con el que se comporta como alguien mucho más joven. En la novela nos damos cuenta de que ha cometido una serie de errores, bastante graves y si el personaje pagara todas las consecuencias que esto desencadena, no sería justo con él, porque nunca podrá ser un adulto en forma. Era parte de lo que yo quería trabajar: qué es ser adulto, qué es ser responsable. No podía darle un final completamente trágico.

NTR. ¿Qué personajes te interesan como escritora, pero también como lectora y espectadora?

CM. Me gustan los personajes raros que tienen obsesiones, que tienen algo que los hace de alguna manera outsiders, peces fuera del agua por motivos sociales o internos, me he dado cuenta que me gustan también los personajes femeninos que no necesariamente están en el rol protagónico, sino como personajes que toman decisiones o empujan la trama, con carisma más grande que el del protagonista varón.

NTR. ¿Por qué sigues escribiendo o qué es lo que has aprendido en este camino?

CM. Una de las cosas que más he aprendido y que tiene que ver con la elección de la carrera, pero que he profundizado en la carrera, es ponerme en los zapatos del otro. De otros que por un lado son distintos a mí, pero que puedo encontrar en común. Creo que no puedo decir que se trata de la naturaleza humana porque es inabarcable, pero esta idea de vivir otras vidas tiene sentido y de alguna forma mis personajes me ayudan a estar ahí en lugares distintos a los míos, vivir cosas que nunca haría. Es como una fuga deliciosa, no porque no me guste la vida que tengo, sino porque quién no quiere tener más.

Radiografía

  1. La última película que vio. “Las vírgenes suicidas, de Jeffrey Eugenides, libro en el que está inspirado el filme de Sofía Coppola que me encanta. Es tan bueno como el filme”
  2. Serie que estás viendo. “Years and years en HBO. Me encanta como manejan el tiempo para contar la historia de una familia que se ve afectada por los acontecimientos políticos de su época y que tienen mucho que ver con los nuestros”
  3. Lo que no puedes soportar en un libro, serie o película. “Los malos diálogos, que lucen falsos e impostados, la moraleja que quiere aleccionar al espectador de manera obvia y cuando algo que era bueno se alargue demasiado para hacer dinero. No lo soporto”
  4. Consejo para jóvenes escritores. “Escribe sobre lo que necesites escribir y no lo que te digan que vende o está de moda”

 

“Escribe sobre lo que necesites escribir y no lo que te digan que vende o está de moda”

“Una de las cosas que más he aprendido y que tiene que ver con la elección de la carrera, pero que he profundizado en la carrera, es ponerme en los zapatos del otros”

Cecilia Magaña, escritora

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